miércoles, noviembre 02, 2005

AMLO, Madrazo y Calderón o la creación de su personaje

“El punto fuerte de las televisión – dice Neil Postman – es que introduce personalidades en nuestro corazón y no abstracciones en nuestra mente.”La frase, que pertenece a su celebre libro “Divertirse hasta morir: el discurso político en la era del show business”, bien puede aplicarse a las campañas políticas, que cada vez están más enfocadas en las personas y no en la venta de las propuestas. A partir de este hecho podemos hacer una brevísima evaluación de los casi seguros candidatos a la Presidencia que se estarán disputando nuestro voto el próximo 2 de julio. ¿Cómo son los personajes que están en la contienda?

A simple vista resulta claro que el que está mejor construido es el de Andrés Manuel López Obrador. Incluso si consideramos los elementos no verbales – como el tono, el ritmo al hablar, y el peinado – nos parece un personaje mucho más familiar. Producto naturalmente de una exposición mediática muy superior a la de sus adversarios, pero también como resultado de un trabajo de imagen muy bien realizado.
La austeridad, como sello de su personalidad, ha estado presente en todos sus actos de comunicación: desde el célebre Tsuru, hasta su discurso enfocado en la defensa de los pobres. No se trata de discutir aquí si lo que vemos es cierto o no, sino de la congruencia que hay en la construcción del personaje como una figura pública, con atributos muy bien definidos.

Con habilidad se ha creado una imagen en la que las posibles contradicciones han sido suprimidas: sí, fue dirigente del PRI en Tabasco pero era un demócrata que impulso cambios en su partido; sí, bloqueaba pozos, pero era para defender a los pobres que después cobijó como gobernante, etc. Para todo hay una respuesta en términos de discurso, apelando regularmente a la historia más elemental: buenos contra malos, pobres contra ricos.

Una vez establecida esa definición, todo se construye para apuntalarla ante los ojos de los electores, hasta ahora con bastante éxito.

¿Qué pasa en el caso de Roberto Madrazo?

Dice uno de los axiomas de la comunicación que si tú no te creas una imagen, te la crean. Y me parece que eso ha sido un poco de lo que le ha pasado al otro tabasqueño. ¿Cómo es el personaje de Roberto Madrazo? Es un ser con una cara negativa: una persona muy ambiciosa, que no cumple su palabra y que hace lo que sea con tal de lograr sus objetivos. Por otro lado, Madrazo es también un guerrero, un ganador, que se repone de la adversidad y es capaz de convencer a quien le pongan enfrente.

Sin más elementos que los ya mencionados, Madrazo ha acudido a su historia familiar para construir su perfil. Montado en la figura de su padre, ha tratado de hacerse de la imagen de un demócrata. Un auténtico priista demócrata.

¿Le alcanza con estos elementos para introducirse en nuestro corazón? Creo que no.
A su personaje le falta mucho para ser una figura cercana, cálida, confiable. Incluso, no sé si el tono de voz le ayuda. Creo que desde ahí está en desventaja.

Con el tiempo que falta para la elección, no sé si Madrazo sea capaz de reinventar su imagen actual. Lo único que le queda es apostar por sus atributos duros – perseverancia, eficacia, etc. – y trabajar para que esos elementos se vuelvan valiosos a los ojos de los electores. Aún así, me parece que es un material muy poco emocional para ganarse la simpatía de los mexicanos. Ya veremos si los creativos de Carlos Alakraki, pueden con este reto.

¿Y Calderón?

Felipe tiene una enorme ventaja frente a Madrazo: no tiene una carga negativa, sin embargo, está muy lejos de ser un personaje tan bien construido como Andrés Manuel. Basta con ver cómo se le parodia en el Privilegio de Mandar. ¿Alguien podría recordar una frase característica, algún gesto...algo? Apuesto a que no.

Calderón tuvo el acierto de construirse un personaje para la contienda interna: el verdadero panista, el “hijo desobediente” que peleo contra el sistema para volverse candidato. La estrategia fue efectiva, pero eso no le dice nada a los que no militan en el PAN. Es cierto, como heredero de esa batalla puede apelar a la imagen de un ganador, la historia – también conocida por Hollywood – del que remonta los obstáculos que tiene enfrente hasta hacerse con el triunfo.

Bien, eso vende...¿pero tiene el personaje Calderón la capacidad de entusiasmarnos como para que nos sumemos a su hazaña? Hasta ahora no lo veo. No por un asunto de ideas, pues creo que es un hombre inteligente. Su problema es que necesita volverse una persona que los mexicanos quieran conocer, tocar, abrazar.

Es cierto que esta es una batalla política y no un concurso de un reality show, pero ¿de veras son muy distintas una cosa de la otra?

En los próximos meses, una de las batallas más importante será por construir un personaje que se gane nuestro corazón, y hay que decirlo nos guste o no, en ese campo Andrés Manuel va a la delantera.

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