lunes, octubre 17, 2005

Bailando (a los políticos) por un sueño

Que López Dóriga, Carlos Loret, Víctor Trujillo o Adela Micha hablen de política no tiene nada de raro, pero que Adal Ramones haga comentarios políticos mientras conduce “Bailando por un sueño”, sí es algo que merece nuestra atención. En su edición del pasado domingo, el programa se volvió por momentos un autentico espacio editorial.

Todo empezó cuando hicieron su presentación un grupo de personas que montaron un baile usando sus sillas de ruedas, y que forman una agrupación que según se explicó ahí, se ha presentado en diversos puntos dentro y fuera del país. El brinco a la política se dio cuando el conductor inició un discurso que parecía de campaña.

Resulta que los bailarines – originarios del Estado de México – debían unos boletos de avión producto de una presentación que hicieron en Canadá, y para la cuál no recibieron apoyo de las autoridades. A partir de ese hecho, Ramones inició una dura crítica hacia a los políticos/candidatos – “unos más corruptos que otros” – antes de arremeter contra los funcionarios que se cuelgan de las medallas de los atletas. (¿Les suena algún nombre?).

Ya encarrerado el conductor reclamó a las autoridades que hicieran algo ante el problema “destapado “ en el programa, y exigió que destinaran los recursos a esa causa, en vez de encauzarlos a sus bolsillos. Ya con un tono distinto, el también productor de Otro rollo apelo a la generosidad de la sociedad, y con un modo mucho más cordial, exhortó a las empresas a que así como apoyan a los atletas de alto rendimiento, también patrocinen a ese tipo de grupos.

Sorprendentemente, al inicio del siguiente bloque el programa reinició con una excelente noticia: ¡la Fundación Teletón se haría cargo de los boletos de avión! (Aplausos espontáneos del público, que vio una respuesta inmediata). ¿Qué tiene de relevante todo esto aparte de la manipulación emocional que hacen del auditorio?

En primer lugar, habría que preguntarnos si todo fue obra de la casualidad. Parece difícil de creer pues en la televisión hay poco margen para lo espontáneo y menos cuando se trata de asuntos políticos. A eso habría que sumar que la crítica por la falta de apoyo a los artistas del Estado de México, coincide con la peor semana de Arturo Montiel, en la que fue señalado por contar con una importante fortuna familiar.

Pero aun suponiendo que todo fue casual, no deja de ser preocupante que en medio de un programa de entretenimiento se descalifique a todos los políticos y gobernantes (“unos más corruptos que otros”) para que su lugar sea ocupado por la “generosidad” de la población y de una fundación, así sea Teletón.
¿Lo que vimos fue un desplante de Adal Ramones o es parte de una estrategia de Televisa? ¿Seguirán cuestionando a los políticos desde espacios de entretenimiento o fue una acción aislada? Con la visión del consorcio de Emilio Azcárraga, parece difícil de creer que haya sido una bala perdida, aunque no faltará mucho para que sepamos la respuesta, total, nada más habrá que esperar al próximo fin de semana.

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