viernes, julio 29, 2011

Google+ vs tu mamá tuitera

(Mi artículo publicado en la revista www.frente.com.mx)

Uno de los rasgos que distinguían y entusiasmaban en los primeros años de Internet era la existencia de sitios en los que el anonimato en el rey. Los usuarios podían ser unos en su vida habitual, mostrar un rostro con las personas que los rodeaban y ser otros por las noches al conectarse a la web en la que bien podían (y pueden) asumir una identidad diferente a la real. Ese principio permitió el auge de los chats, particularmente los de contenido sexual. El modelo fue tan exitoso que incluso dio vida a conceptos como Second Life, la gran plataforma para ser otro o incluso otros. Un espacio en el que cada usuario decidía cómo quería ser percibido “físicamente” por los demás: más alto, rubio, gordo, etc.

Y si bien puede parecernos demasiado extremo la idea de inventarse una personalidad alternativa, basta con pensar cuántos de nosotros no hemos abierto cuentas de twitter con nombres o avatares que muestran una imagen distinta a la que tenemos en realidad. Las cuentas “troll”, desde las que muchos dicen cosas que no podrían afirmar con su auténtica identidad, son otro ejemplo de esta posibilidad de ser otros que te ofrece con gran facilidad la red.

Lo interesante es que esta idea – que aún sigue vigente - ha cambiado de manera significativa desde la llegada de las redes sociales. Recuerdo hace poco a un joven que escribía: “mi mamá es mi amiga en Facebook y ya me sigue en Twitter... mi vida está oficialmente arruinada”. Y tenía razón porque si bien en twitter existe la opción de limitar el contacto con algunos usuarios autorizados, y en Facebook hay formas de crear grupos de "amigos" con diferentes niveles de acceso a tu información, en términos generales la idea de mundos aislados: ser uno con tus compañeros de trabajo y otro con tus amigos, uno con los compañeros de la escuela y otros con tu familia- en los hechos esa distinción se ha diluido notablemente. No sin generar ciertas quejas, por cierto.

Por eso parecería que para atender ese reclamo es que Google+, la red social de moda, parte de entrada de la idea de los círculos, término muy adecuado para describir esas esferas distintas en las que en la vida real nos movemos. ¿Pero es realmente una solución? En principio pudiera parecer que sí. A mi al menos no me interesa compartir - por mi y por los demás- las fotos de mis vacaciones con personas que recién conocí, como tampoco creo que todas mis actualizaciones de estatus sean del interés de mis jefes.Sin embargo creo que hay más de ilusión que de efectividad en esta propuesta. Porque si bien de entrada otorgan más control sobre el contenido que nosotros generamos y compartimos, no limita la actuación de los otros, con los que interactuamos, que bien pueden seguir haciendo lo que les plazca con sus propios espacios. De tal forma que quien quiera seguir tomándote fotos mientras bailas en la próxima boda el pepepe o el payaso de rodeo lo va a seguir haciendo.

Te seguirán "etiquetando" y es un hecho que cada vez habrá más programas de reconocimento de rostro que puedan identificar quién eres y dónde andabas, aunque tú trates de pasar desapercibido. Mientras cada persona tenga un celular con cámara en la mano, y tenga la cultura de compartir sus fotos, tu bajo perfil es más una aspiración que una realidad.

Google+ acierta al conectar con una creciente preocupación de los usuarios: la pérdida de control. Pero la realidad, hay que decirlo, es que el fenómeno que estamos viviendo es más cultural que tecnológico y en ese sentido es difícil que una sola plataforma lo pueda revertir.

www.twitter.com/mariocampos

jueves, julio 21, 2011

Torturados en horario triple A

(Artículo publicado en www.frente.com.mx)

Hace unos días los medios de comunicación – en particular uno, Milenio – volvieron a ser noticia. El motivo fue la transmisión de dos fragmentos de un video en el que unos hombres torturaban a soldados a los que golpearon hasta matarlos. Y la pregunta volvió a ser: ¿debemos los periodistas difundir ese tipo de imágenes?

Para algunos el debate está en si es una historia periodísticamente relevante o no. En ese caso los directivos de Milenio, Ciro Gómez Leyva y Carlos Marín, consideraron que sí. Que al mostrarlo en televisión ayudaban a que la población entendiera mejor lo que ocurre en el país. Desde su perspectiva – lo supongo, porque eso no lo dijeron pero suele ser el argumento de quienes transmiten este tipo de imágenes – cuando se tiene un video así hay que dejar que sea el auditorio el que lo juzgue y no que el medio censure cual si se fuera un tutor que decide qué debe ver el público.

Sin embargo, lo que muestran estudios en la materia es que muchas de esas premisas pueden ser atractivas como discurso porque parecen poner al público como adulto y al medio al servicio de la información, pero en los hechos operan exactamente al contrario. En primer lugar porque es falso que al ver una imagen así seamos capaces de procesarla racionalmente. ¿O quién puede mantener la cabeza fría mientras ve cómo matan a un hombre a martillazos?, ¿qué ser humano es capaz de ejercer la razón mientras escucha a otro decir “sácale un ojo”? Sólo leerlo es brutal, imaginen verlo.

La pregunta no es si debemos conocer el video o no, o al menos esa no debería ser la única que nos hagamos. Por ejemplo, ¿por qué había una cámara grabando? Porque una cosa es que un policía golpee a una persona y un ciudadano lo grabe - lo que haría del video una pieza testimonial de un abuso de autoridad- y otra que unas personas torturen a otra mientras otras intencionalmente lo graben todo.

Y la duda es: ¿para qué lo graban? Pues para que otros lo puedan ver. Se trata – como han explicado expertos como Mauricio Meschulam (@Maurimm) - de un acto de terrorismo. Un acto pensado para mandar mensajes y provocar terror, no a las víctimas directas de la agresión (los soldados torturados), sino a todas las personas que después verán el video. Y bajo esa lógica, ¿quién gana cuando un canal de televisión difunde ese material, así sea en bloques de 20 segundos? Fácil: los autores del crimen.

Resulta delicado, por ser mera especulación, hablar de la intención de quien lo hizo. Pero sí podemos hablar de los efectos que una noticia mostrada así – en imágenes, no en texto - puede tener en quien la ve. De entrada, puede servir para mostrar poder, exhibir al crimen organizado como una actor capaz de someter a las autoridades (representadas por las víctimas) y en ese sentido mandar un mensaje a toda la sociedad, mostrándose como si se tratara de un poder invencible. No lo es pero ésa es la señal que algunos pueden percibir.

Por otro lado, el caso puede ser empleado por quienes quieren producir sociedades atemorizadas e indignadas capaces de ceder en sus derechos con tal de detener a esos criminales, lo que en los hechos equivale a debilitar la causa de los derechos humanos. Dicho de otra forma, el estar expuesto a ese material justifica potenciales actos de brutalidad en represalia bajo la premisa de que ésos son los términos de la batalla.

No sabemos quién grabó y distribuyó esos actos, lo que les puedo afirmar es que muchos medios recibieron el material pero sólo fue Milenio quien decidió difundirlo. Es su derecho – más allá de que haya firmado el acuerdo sobre la cobertura de la violencia – decidir qué y cómo publica lo que considera noticia, pero con base en ese mismo documento es nuestra facultad como audiencias hacernos preguntas sobre si esa cobertura ayuda a la sociedad o en realidad termina sirviendo a los enemigos de la misma.

Twitter.com/mariocampos

¡Ahí viene el cochinero! (Lecciones de News of the World)

(Artículo publicado en www.frente.com.mx)

Un escándalo sacude los medios europeos y a uno de los magnates más poderosos del mundo. Se trata de Rupert Murdoch – dueño de News Corporation- y del que fuera uno de los semanarios más exitosos del Reino Unido durante más de un siglo, News of The World, versión dominical del diario The Sun, con un tiraje de 2.8 millones de ejemplares. La causa del alboroto es dramática: los periodistas de ese tabloide, en una búsqueda de primicias y material sensacionalista que pudieran aprovechar, intervinieron las comunicaciones de cientos de personas, celebridades, políticos o ciudadanos ordinarios, que vieron vulnerada su privacidad.

La dimensión del revuelo fue tal que el semanario tuvo que cerrar sus puertas, una millonaria operación que esperaba hacer Murdoch para crecer su imperio mediático tuvo que ser cancelada y se han abierto procesos de investigación en Inglaterra y en Estados Unidos para castigar a los responsables y averiguar si no se cometieron prácticas similares en otras partes del mundo.

El caso parece muy lejos de nuestro país pero no lo es tanto y por eso tenemos que ponerle atención. Porque si bien en México – al menos que yo conozca – ningún medio ha sido acusado de realizar una práctica similar, sí hay una variable que se ha presentado de manera regular, y me refiero a a la difusión vía la prensa, la radio o la televisión, de materiales grabados ilegalmente. Le pasó hace algunos años a los hermanos de Carlos Salinas que fueron exhibidos en el noticiero estelar deTelevisa, le ocurrió lo mismo a Luis Tellez que fue intervenido en sus pláticas vía celular cuando era Secretario de Comunicaciones y Transportes, y le ha pasado a personajes de diversos partidos.

Habrá quien diga que gracias a esa práctica conocimos las célebres declaraciones de Mario Marín (ex gobernador de Puebla) y Kamel Nacif sobre Lydia Cacho, que por eso escuchamos a Fidel Herrera – entonces gobernador de Veracruz- dar línea sobre cómo debían operar en la elección estatal de 2010 para apoyar al candidato del PRI, y que gracias a ese tipo de materiales los ciudadanos nos hacemos de información que de otra forma permanecería oculta.

Es cierto, el problema es que cuando se abre esa puerta lo difícil es volver a cerrarla. Porque cuando nos fijamos sólo en el contenido y no en la forma en que es obtenido entonces perdemos perspectiva. Lo decíamos apenas la semana pasada con el video de la tortura a los soldados que fue exhibido por Milenio televisión. Ahora lo repetimos porque bien podemos apostar que en los próximos meses veremos desfilar muchos videos y audios obtenidos de forma irregular y cuando se presenten habrá que hacerse muchas preguntas.

Plantearse, por ejemplo, quién gana con su difusión, quiénes tienen la capacidad para obtenerlo, por qué en ese momento, por qué a través de ese medio de comunicación en particular. Hacer estas preguntas resulta anticlimático, en especial cuando el material está ya al alcance de todos y existe un intenso debate sobre sus implicaciones. Por eso vale la pena vacunarse desde ahora.

Lo que estará en juego en el país el próximo año es mucho. Para algunos la posibilidad de volver al poder que ejercieron durante más de siete décadas, para otros la oportunidad de retenerlo por segunda vez, mientras otros suspiran con llegar por vez primera a Los Pinos. Hablamos de proyectos de país pero también de presupuestos de miles de millones de pesos y la oportunidad de conducir una nación. Por eso la guerra será con todo.

Más vale que así como ahora ocurre en buena parte del mundo los mexicanos también nos empecemos a preguntar por la forma en que trabajan nuestros medios de comunicación y los instrumentos que tenemos – en internet o fuera de la red – para hacer escuchar nuestra voz. Ahí viene el cochinero. Estemos preparados.

Twitter.com/mariocampos

jueves, julio 07, 2011

#fuaaa o el riesgo de emborracharse en público

(Artículo publicado en www.frente.com.mx)

El Gran Hermano – con sus diferentes versiones – era una preocupación recurrente en diversos autores del Siglo XX. Inspirados, o mejor dicho, aterrorizados, por el poder de los sistemas totalitarios advertían sobre los riesgos de contar con Estados capaces de verlo todo. En sus distopias – utopías negativas - los escritores imaginaban pantallas vigilantes que supervisaban cada uno de nuestros actos y lo consignaban para ser juzgado por alguna autoridad. Por fortuna, en este momento del Siglo XXI son pocos los sistemas de gobierno que se acercan a esa pesadilla.

Sin embargo, algo de su temor se ha materializado en nuestros días. La diferencia, sin embargo, es que no se trata de un gran ojo vigilante guiado por un interés político, en su lugar lo que tenemos son miles, en realidad millones, de personas que están dispuestas a dejar constancia para que los demás lo vean, de lo que hacemos o dejamos de hacer. La idea del gran observador/juzgador se ha materializado en forma de teléfonos celulares y de redes sociales que a través de internet pueden compartir en pocos minutos los mismos materiales.

Lo vimos hace tiempo con el célebre protagonista de una detención en Sinaloa, que al verse en riesgo de ser trasladado en una patrulla sólo atinaba a decir: “tengo miedo”. El video tenía hasta unos días más de 13 millones 700 mil vistas. El doble de hits de la protagonista de “yo no choque, me chocaron”, que cuenta con la nada despreciable cantidad de 6 millones 362 mil vistas, todavía por encima del video del baile de la mamá de una cantante que entre sus diferentes versiones tiene más de 700 mil vistas de un asunto que se supone sería privado.

“Estrellas” de la pantalla youtubera a la que podría aspirar el “actor” de Fuaaaaa, otro hombre detenido que visiblemente borracho comparte su visión del universo ante las cámaras y que en pocos días se convirtió en trending topic en Twitter y que ya rebasaba las más de 98 mil vistas, con decenas de parodias y copias en internet.

Todos (o casi todos) los que usamos la red hemos visto y en más de una ocasión nos hemos reído con alguno de estos materiales. La razón por la que lo hacemos no requiere mayor explicación, el ridículo ajeno siempre nos ha entretenido y se podría señalar que no pasa nada cuando una persona se vuelve blanco de la burla de cientos de miles o de millones. Incluso hasta se podría destacar que en muchos de esos casos se les grabó en espacios públicos y que en ese sentido no se violaba su intimidad. Puede ser.

Pero también es cierto que lo que hoy nos parece especialmente simpático no lo sería tanto si alguno de nosotros – o alguien cercano - fuéramos los protagonistas de esas historias. ¿Quién no ha perdido el control en alguna fiesta? ¿quién con sus amigos o familiares no ha “perdido el estilo”'? ¿quién en algún momento de confianza no ha hecho cosas que no quisiera ver publicadas en youtube, twitter o facebook?

Parece una cosa menor pero no lo es tanto. Porque lo que está de fondo en esta discusión son dos variables fundamentales para entender lo que ha sido nuestra vida hasta ahora: por un lado, los límites entre la vida privada (en algunos casos incluso la vida íntima), la vida que está a los ojos de los que nos rodean y la que hacemos con la conciencia de que podemos ser observados por cualquiera.

Y si eso no fuera suficiente está en peligro de extinción la idea de que lo que se hace en la vida es efímero, tanto para bien como para mal, porque la realidad es que una vez que un material llega a internet es difícil que desaparezca, lo que ha provocado una serie de debates en varias partes del mundo sobre lo que ya se conoce como el derecho al olvido, la idea de que lo que uno hace en cierta etapa de su vida (o con cierto grado de alcohol en la sangre) no debe quedar registrado para siempre.

La reflexión parece absurda si se plantea como un asunto colectivo porque no hay indicios de que los celulares con cámara vayan a desaparecer o que la creciente cultura de grabarlo todo y compartirlo se revierta en el corto o mediano plazo, aunque no por ello deberíamos renunciar a preguntarnos si queremos vivir en un mundo así.

Por lo demás, lo que sí está al alcance de nuestras manos es tomar conciencia de la dimensión del fenómeno que hoy estamos viviendo y al menos tratar de controlar lo que sí está en nuestras manos.

Twitter.com/mariocampos

miércoles, julio 06, 2011

Conferencia: cómo enfrentar y aprovechar el nuevo entorno de información

¿Cómo sobrevivir (y sacar provecho) en el mundo post wikileaks?


Vivimos tiempos extraños: el departamento de Estado de los Estados Unidos enfrenta una crisis global por la filtración de documentos que suponía estaban reservados, ciudadanos (des)organizados en twitter echan para atrás un impuesto a internet propuesto por el Gobierno Federal, empresas tienen que regresar a su viejo logotipo por el rechazo de sus fans a los cambios de imagen, y figuras públicas en todo el mundo - artistas o políticos - pierden sus cargos o su reputación por culpa de videos en línea que son difundidos por millones de usuarios conectados en red.


Y es en este nuevo ambiente en que funcionarios, políticos, empresas y organizaciones no gubernamentales tienen que aprender a comunicarse. Las amenazas están a la vista pero también las oportunidades para quienes sean capaces de reconocer que el mundo ya cambió, que las reglas del juego son otras y que las tenemos que aprender.


Objetivo


Proporcionar a los asistentes las herramientas que les permitan responder al nuevo entorno en el mundo de la comunicación.


Contenido


  • Cómo era la relación entre los medios, las audiencias y las instituciones en los tiempos de la radio y la televisión
  • Qué papel están jugado ahora sitios como facebook, youtube, twitter y wikileaks (en todas sus variantes) en la imagen de los actores públicos y privados
  • Qué implican los cambios a lo que se entendía por vida pública y vida privada
  • Cómo puede afectar lo que hace un solo colaborador a la imagen de toda una institución
  • Qué nuevos retos enfrentan las áreas de comunicación y relaciones públicas
  • Qué significa vivir en un mundo interconectado, que se desarrolla en tiempo real y que guarda registro de todo
  • Cómo hacer frente a las crisis en twitter
  • Cómo cambian las relaciones de poder con las redes sociales y la capacidad de los usuarios de generar su propio contenido
  • Cuáles son los nuevos ciclos de vida de la información
  • Cómo sobrevivir en un entorno en el que los anónimos pueden dañar la reputación de una persona o una institución
  • Qué tienen que hacer las instituciones y las personas para sacar provecho de este nuevo entorno
  • Cómo construir relaciones de confianza.


Duración

Una hora y 45 minutos más 15 minutos para preguntas y respuestas.


domingo, julio 03, 2011

La sorpresa del 2012

(Arículo publicado en www.frente.com.mx)

¿Quién será el factor sorpresa en la elección del 2012? En el año 2000 la tradición de las últimas siete décadas marcaba que el siguiente mandatario sería aquél que fuera postulado por el dedo presidencial. Así había ocurrido desde la fundación del PRI (incluyendo sus denominaciones anteriores) y con esos antecedentes era casi un hecho que Francisco Labastida Ochoa sería el sucesor de Ernesto Zedillo. Más de uno apostó a que todo sería así hasta que hizo su aparición Vicente Fox. El pintoresco y carismático gobernador de Guanajuato que sin tener una larga carrera política construyó un movimiento transpartidista llamado Amigos de Fox que gradualmente logró lo que para muchos parecía imposible, convertirse primero en un rival serio y luego en un candidato ganador que terminó con las siete décadas de hegemonía priísta.

Seis años después la mayoría de las encuestas apuntaban a otro favorito, Andrés Manuel López Obrador, el tabasqueño ex alcalde de la Ciudad de México que construyó un movimiento nacional que lo llevó a estar muy por encima de su propio partido político, el PRD. López Obrador parecía invencible hasta que apareció un aspirante del PAN por el que nadie creía. Muy lejos del que era entonces el precandidato panista mejor evaluado en las encuestas, Santiago Creel, Felipe Calderón logró ocupar un lugar en el mapa, primero al obtener la candidatura de su partido -aun contra la voluntad presidencial- y después al convertirse no en el protagonista sino en el antagonista de la elección. Calderón como candidato no despertó nunca un gran entusiasmo a su alrededor pero sí logró convertirse en la opción que recibió a todo el voto antipejista. Más allá de las opiniones sobre el desarrollo de la elección del 2006, resulta difícil negar el papel central de quien hasta enero del año de la elección, no parecía un rival con posibilidades reales de ganar.

El recuento viene a cuento si pensamos en lo que puede ocurrir el próximo año. Hasta ahora esa elección, y su eventual resultado, tiene nombre y apellido, Enrique Peña Nieto, goberndor del Estado de México. En todas las encuestas aparece muy bien colocado y no hay nadie que hoy ponga en riesgo su elección. Pero falta un año y la pregunta es si en este tiempo no surgirá nadie que le ponga sabor a la disputa por Los Pinos. ¿No habrá ningún aspirante interesante que sacuda esa batalla?

Los candidatos naturales son varios: el mismo Andrés Manuel López Obrador que desde la contienda pasada no ha dejado de hacer campaña, el ahora Jefe de Gobierno Marcelo Ebrard que puede captar parte del voto panista o antipriísta si el aspirante del PAN no levanta, o incluso alguien de las filas del propio Acción Nacional, en especial alguien como Josefina Vázquez Mota que convertiría la contienda en una batalla entre el regreso del PRI al poder o el arribo de la primera mujer a la Presidencia de la República, escenario que podría ser interesante al poner la variable de género sobre la variable partidista.

Me encantaría decir que el factor sorpresa podría venir desde la sociedad civil pero el bloqueo del PRI a las candidaturas ciudadanas hace imposible ese escenario salvo que algún partido pusiera su membrete al servicio de una figura emergente, lo que hoy se ve muy poco probable bajo la premisa de que unos ya tienen muchos precandidatos y otros -como el Partido Verde o el PT- simplemente se sumarán a las candidaturas de otros partidos.

En fin, que para algunos la sucesión presidencial ya está resuelta. Puede ser pero la historia muestra que en política cuando alguin dice que no hay cambios posibles por lo general está aplicando una estrategia o expresando un deseo. Vamos a ver si en los meses por venir nos encontramos con alguna sorpresa.

twitter.com/mariocampos

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