martes, enero 10, 2012

Periodistas vigilados

(Artículo publicado en Etcétera)

El proceso electoral de 2012 no será el primero que cubran los medios mexicanos ni el primero en el que Internet juegue un rol destacado. Sin embargo, sí serán las primeras elecciones con la presencia de las redes sociales y eso cambia la ecuación porque si bien los medios harán lo que saben hacer, con sus vicios y virtudes a la hora de reportar las actividades de los candidatos en la contienda, ahora tendrán encima los ojos de millones de mexicanos empoderados que harán una función de contraloría social.

Más allá del papel que habrán de desempeñar observatorios de medios como el del IFE o universitarios como el de la Ibero, el vigilante más importante, el protagonista, será el ciudadano no organizado de manera formal pero sí agrupado en plataformas sociales. La explicación del fenómeno es que nunca una persona común y corriente había tenido tantas herramientas de comunicación a su alcance. Lo que ha cambiado es la forma de producir, transmitir y consumir información y esto incluye naturalmente la cobertura de las elecciones.

Imaginemos, por ejemplo, cómo reaccionarán las audiencias ante las espontaneas apariciones de candidatos presidenciales en programas de cocina, espectáculos o deportivos. De entrada, contra lo que pasaba hace unos pocos años, será posible grabar vía teléfono celular el desarrollo de su participación. El registro de los hechos ya no es monopolio de empresas especializadas sino que prácticamente cualquier persona puede hacerlo... Y lo hace, como es evidente al asomarse a la red.

Y con la misma facilidad con la que graben, los usuarios subirán el video o el audio a YouTube, escribirán la liga en su perfil de Facebook y pondrán a circular la nota vía Twitter. En pocas horas el tema puede convertirse en Trending Topic y ser objeto de la conversación de miles de personas.

¿Que tal vez sólo se quede en la red? Si así fuera hay que recordar que en México ya hay más de 25 millones de personas en Facebook y ya hay más de dos millones de cuentas activas en Twitter. ¿Acaso habrá más lectores de periódicos en México? ¿Con esos números -y con tasas de crecimientos muy altas- todavía es posible subestimar el impacto? Con el agregado de que en la mayoría de los casos los asuntos saltan a otras plataformas como correos electrónicos, y por supuesto, a las pláticas en el mundo físico.

De tal forma que si bien es probable volver a ver el fenómeno de las entrevistas ilegales y de los tratamientos editoriales tendenciosos en programas informativos o de entretenimiento, lo cierto es que ahora será más costoso para políticos y medios, al grado de que una estrategia de este tipo puede llegar a tener efectos contraproducentes para sus impulsores. Y en ese sentido puede cambiar el escenario en la medida en que los periodistas saben que su trabajo es vigilado y criticado.

Ahí están, como ejemplos, los casos de Esteban Arce y su homofobia, las amenazas de Angel Verdugo a los ciclistas, las entrevistas de Carlos Loret al JJ y a Kalimba. Ahora imaginemos todo lo que surgirá durante 2012.

Sin duda los lectores serán críticos con diarios y revistas cuando éstos sólo destaquen los actos de un aspirante e ignoren o minimicen a los otros candidatos, los radioescuchas grabarán y tuitearán las entrevistas que sospechen sean pagadas y los televidentes harán su propia nota cuando los conductores hagan reportes a modo para un partido en especial.

Vienen buenos tiempos para medios y políticos pero serán todavía mejores para las audiencias. Durante mucho tiempo los medios tenían prácticamente el monopolio del debate público. Hoy, y eso es una buena noticia, ya no es así.

lunes, enero 09, 2012

AMLOve, el amoroso

(Artículo publicado en www.frente.com.mx)


Cuando se fue a dormir era un hombre combativo, dado al enfrentamiento, a la descalificación. Cuando despertó... era John Lennon. Así podríamos resumir la metamorfosis de Andrés Manuel López Obrador. Hombre célebre por su discurso contra las mafias, el que se refería a Felipe Calderón como un pelele y que ahora recorre el país hablando de la República Amorosa. En sus discursos AMLO ya no muestra enojo sino que ahora habla de la reconciliación de todos los mexicanos, dice que nunca ha odiado a nadie y que él siempre ha querido a todos.

¿En qué momento tuvo lugar la transformación? No lo sé, aunque ya desde hace tiempo López Obrador había mostrado una faceta más conservadora, cercana al pensamiento religioso. Lo demostró como Jefe de Gobierno al no impulsar políticas pro aborto o el matrimonio entre personas del mismo sexo, y fue evidente en los actos de gobierno afines a la Iglesia Católica. (La donación de terrenos para la construcción de la llamada Plaza Mariana es uno de ellos).

No obstante los antecedentes, aun así resulta novedosa esta reinvención de su discurso para adquirir un matiz tipo new age, lejos de la campaña tradicional. “Amor y paz”, podría ser el nuevo slogan de su campaña al tiempo que alza la mano, no más como un símbolo de la victoria de la Izquierda política, sino ahora como lema de un movimiento que podría haber nacido en Tepoztlán.

¿Puede este nuevo López Obrador convertirse en un competidor serio por la Presidencia de la República? Antes de entrar al análisis del discurso habría que decir que sí. Porque tiene niveles de conocimiento por arriba del noventa por ciento, porque está en campaña desde antes del año 2000, porque ha construido una estructura territorial propia más allá de su partido, porque cuenta con los recursos – en medios y en dinero – de tres partidos políticos que lo postulan, porque ya recorrió una vez esa ruta y se sabe buena parte del camino y porque contra todo pronóstico, ya ha bajado parte de las opiniones negativas en su contra.

Factores a los que hay que agregar su nuevo discurso, por el que ahora le dicen AMLOve en las redes sociales. ¿Le abona o le quita? Si bien de entrada podría quitarle con aquellos que le han acompañado con su faceta más dura durante estos años, lo normal es que ante el riesgo de desencanto, sus fans hagan una escucha selectiva de tal forma que no vean contradicción alguna. En todo caso, es difícil que quienes le han acompañado hasta ahora cambien sus preferencias.

Queda entonces la duda sobre los que hasta ahora están indecisos y quienes le ven con malos ojos. Aquí es donde está el factor clave pues son estos sectores los que le pueden dar el triunfo en julio de 2012. De entrada, habría que preguntar – como a cualquier candidato – si el mensaje está bien construido. ¿Es claro, fácil de entender y repetir? Sí. Conocido por su habilidad para construir mensajes, López Obrador nuevamente atina al definirlo, si antes eran Primero los Pobres, hoy bien podría ser Primero el Amor.

¿Está México en un momento en el que este discurso puede conectar con el gran elector? Tal vez sí, con los medios hablando de violencia todo el tiempo, el mensaje de la paz y la reconciliación puede encontrar buenos receptores. Habría que ver qué dicen las encuestas al respecto pero envolverse en un discurso poco político, mucho más parecido a un libro religioso o de superación personal, bien puede funcionar en un momento en el que la política tradicional no es bien evaluada.

¿Es creíble López Obrador como el portavoz de ese mensaje? Se trata del punto más débil de toda la estrategia pues si bien el elector no suele tener una buena memoria, las imágenes de López Obrador remiten más al hombre que organizó el plantón en Reforma que al de un reconciliador nacional.

Especular sobre el éxito de esta apuesta cuando todavía faltan siete meses para la elección sería torpe y poco serio, por lo pronto cabe decir que López Obrador está aplicando su propio juego, con su lenguaje y sus reglas. Habrá quien piense que perdió la mira y que con esta estrategia no tiene nada que hacer. Tratándose de un hombre con la habilidad política de López Obrador, ese diagnóstico puede ser un gran error.