sábado, marzo 24, 2007

Focos rojos para Calderón: los riesgos de la inseguridad pública como bandera política

Hace algunos años tuve la oportunidad de entrevistar al entonces Presidente Vicente Fox. En la conversación, le pregunté al Mandatario mexicano porqué no había elegido un sólo tema como bandera de su gobierno en la misma lógica que habían empleado Lula Da Silva en Brasil – con su programa de combate al hambre – o George W. Bush en Estados Unidos con el tema de la seguridad nacional. “Es muy peligroso”, me respondió. “Si las cosas salen mal en ese tema, puedes perder mucho”.

Congruente con esa visión, el sexenio de Vicente Fox se caracterizó por su agenda dispersa, misma que se reflejó constantemente en las diversas encuestas cuando trataban de medir los principales logros de su administración.

En contraste, el gobierno de Felipe Calderón ha apostado desde el inicio de su mandato – incluso desde su campaña – por el combate a la inseguridad pública como su principal meta. La apuesta, al menos en principio, resultó afortunada. La opinión pública valoró favorablemente los operativos contra el crimen y la participación de las Fuerzas Armadas en el combate a la inseguridad.

El problema es que al paso de las semanas, lo que resultó una fortaleza se puede convertir en una amenaza para su gobierno. Si bien su administración ha vivido ya momentos importantes en sus primeros meses como la extradición de importantes capos a los Estados Unidos o el histórico decomiso de más de dos mil millones de pesos; en el frente de la violencia, el gobierno enfrenta un saldo abiertamente negativo.

Como han documentado diversos medios, en los últimos meses las ejecuciones del narcotráfico no se han detenido. Incluso, en algunas entidades se has recrudecido las agresiones en contra de policías. Usualmente, ante estos hechos la autoridad responde que es la consecuencia – condenable pero natural - del combate frontal a la delincuencia. Es el costo, se dice, de no pactar con el crimen organizado.

El argumento puede ser cierto. Imaginemos, por ejemplo, la respuesta de quienes perdieron los doscientos millones de dólares en el operativo de Las Lomas en la Ciudad de México. Sin embargo, no por lógico lo podemos aceptar.

De ahí que el gobierno federal enfrente dos importantes focos rojos. Por un lado, la realidad de las calles, que se refleja en las víctimas directas pero también en las indirectas. Basta con ponerse durante unos minutos en los zapatos de un policía en cualquier parte del país para entender el miedo con el que deben vivir, emoción que los induce a la complicidad o a la deserción.

Pero el problema también es de percepción pública. Cuando se apuesta todo a una sola causa, también se puede perder todo. Es cierto, el gobierno federal puede intentar moldear las percepciones a través de sus mensajes y de su influencia en algunos medios de comunicación; pero la realidad es necia y la violencia no se puede ocultar.

A estas alturas de la administración, el gobierno ya debe haber aceptado que está metido en una guerra difícil de ganar; aún así, seamos claros, no puede hacer otra cosa que pelearla. Renunciar a esa batalla sería ilegal e inmoral. No existe esa opción.

Lo que sí puede y debe hacer es cambiar sus prioridades en la agenda. Al menos, en materia de comunicación. Durante los siguientes meses deberá trabajar en una especie de plan B, en el que concentre la atención en otros temas. El Congreso, ya hemos visto, bien puede ser el nuevo foco de atención. Los programas sociales, esos que no terminan de arrancar, deberán ser el otro eje.

Todavía es tiempo de rectificar. Veremos si toman nota y aprenden.

Acuerdos y nuevas leyes: el país ha arrancado

México se puso en marcha. El destino, como suele ocurrir en estos casos, es aún incierto. Para algunos es prometedor y hay lugar para el optimismo. Otros, creen que la ruta es equivocada, y por supuesto, no faltan aquellos que preferirían dejar las cosas tal y como están. Lo cierto es que luego de años de una aparente parálisis hemos entrado en una etapa en la que las cosas se han puesto en movimiento.

Hace apenas unos meses se dio la primera gran señal cuando en la Asamblea Legislativa del Distrito Federal (ALDF), se aprobó la ley de sociedad en convivencia. El tema, por supuesto, no estuvo libre de controversia, sin embargo fue aprobado por una cómoda mayoría. El resultado de ese debate puede ser fundamental para quienes se protejan con la nueva ley, ofensivo para quienes la ven como un golpe a ciertos valores, o incluso irrelevante. Pero la realidad es que se ampliaron los derechos para personas que viven con otros parámetros distintos a los tradicionales, ya sea que se trate de personas con preferencias homosexuales o no. En otras palabras, se reconoció por la vía de las leyes que existen otras realidades que se deben reglamentar.

Este movimiento antecedió a otras dos grandes sacudidas: el debate sobre el aborto – que primero surgió en el ámbito de la capital y esta semana llegó al Congreso de la Unión para convertirse en un tema nacional- y por supuesto, la aprobación de la reforma a la ley del ISSTE, la primera gran reforma aprobada en los últimos dos sexenios. No es el propósito de este espacio discutir las bondades o defectos de las iniciativas, sino llamar la atención sobre los cambios. Por primera vez en mucho tiempo, el debate político en México tiene contenido.Hemos dejado atrás, para ser más precisos debiera decir a un lado pues también está presente el debate que se nutre únicamente de las descalificaciones personales, saturado de expresiones huecas e inútiles para el país, para entrar al mundo de la política real, la que transforma las instituciones y en el mejor de los casos hasta la cultura de los habitantes de una comunidad.

Simpaticemos o no con las causas que están sobre la mesa, el efecto de las últimas discusiones públicas es que aquellas personas que vivan en el marco de una sociedad de convivencia y se vean discriminadas, cuentan con un marco legal y de opinión pública para alzar la voz.

Actualmente, los grupos que están a favor o en contra de penalizar el aborto - pues ése es en realidad el debate, no si se está a favor o en contra del aborto en sí mismo -, tienen mucho espacio en los medios y en las calles para expresar su opinión. Y nadie puede quejarse por estar siendo censurado.

Por el contrario, vivimos días en el que la pluralidad es evidente y cada grupo cuenta con recursos políticos para hacerse escuchar. Realidad que se extiende al campo de los acuerdos políticos.
Nos guste o no, en los días que corren hay intensas negociaciones entre nuestra clase política, lo que permite que mientras unos ganen en una cancha, estén dispuestos a ceder en otras. Así, vemos a un PRD que al tiempo que es rebasado por sus competidores en el Congreso de la Unión, arrasa en la Asamblea Legislativa haciendo uso de su poder ganado en las urnas; situación opuesta al panismo que sufre como minoría en la tribuna de la capital, mientras goza de ser la primera bancada en San Lázaro; escenario que permite que el PRI apoye al Sol Azteca en la capital, y al panismo en el Congreso de la Unión.

Más allá de nuestras afinidades partidistas me parece que en el debate de estos días todos tenemos razones para celebrar. Aunque, claro, algunos estén tan enfocados en ver los pleitos por el destino, que no se han dado cuenta que la nota, es que por fin estamos en movimiento.

domingo, marzo 18, 2007

Personajes: Elba Esther Gordillo

Hablar de ella es hablar del poder político en México. Por eso, cuando supe que iba al canal a una entrevista no resistí la tentación de conocerla. No me equivoqué.
El primer contacto con la presidenta del SNTE tuvo lugar muchas horas antes de que ella llegara. Eran apenas las 12 del día y una llamada fue el primer aviso: había llegada la avanzada de La Maestra. Se trataba de un escolta que se aseguró de conocer a detalle las entradas y el recorrido que debería hacer la dirigente magisterial antes de llegar al foro. Un acto usualmente reservado para personajes como el Procurador o el Secretario de Seguridad Pública. Era la primera demostración de su poder.
Horas después, ya en la víspera de la entrevista, la Maestra llegó al canal acompañada por no más de cinco personas. Su seguridad resultó muy discreta, tanto como ella. No obstante, el poder cuando es de ese tamaño tiene un curioso efecto en su entorno: todos lo perciben y actuan en consecuencia.
Pocas veces he visto tan amables a todos los que se encontraban en su entorno. El nerviosismo por conocerla era notable. Como ella, con su poder, hay pocos. Quizá por ello hasta un famoso editorialista corrió emocionado a saludarla. Apenas le vio, la Maestra le soltó un "te escuché ayer". No dijo cuando ni en dónde. No hacía falta. Su interlocutor recibió el mensaje y empezó una especie de justificación sobre lo dicho. "No, pero sí me gustó", aclaró la Maestra, como tranquilizándolo.
Expresión que quizá sorprenda en otros actores políticos, no en quien parece conocer bien la vida de buena parte del periodismo nacional. Algo natural para quien ha trascendido al salinismo, el zedillismo, el foxismo, y por lo visto, al calderonismo.
Apenas una estampa de quien algunos podrían calificar sin exagerar, como la política - hombre o mujer - más poderosa de México.

Nueva sección: Personajes

¿Qué tiene un político que lo hace diferente a las demás personas? Algunos dirían que su ambición por el poder. Otros, que su vocación de servicio o sus ganas de sentirse queridos y aclamados. Lo cierto es que algo tienen. Al menos los buenos, los influyentes, los que hacen alguna diferencia, buena o mala.

En los últimos meses he tenido la oportunidad de tratar con varios de esos personajes: Elba Esther Gordillo, Josefina Vázquez Mota, Enrique Jackson, Mariano Palacios, Leonel Cota, Dolores Padierna y otros más.

Unas veces por unos cuantos minutos, otras, durante alguna conversación mientras los maquillan para salir a cuadro. Y en el mejor de los casos, los he podido entrevistar. En esos encuentros me he formado una imagen de quiénes son.

En este especie de subsección llamada "Personajes", les contaré mis impresiones.

Ojalá les gusten.

Va de nuevo

Hace más de cuatro meses que escribí mi última entrada pero aquí estoy de regreso. En este tiempo han pasado muchas cosas en mi vida. Por ejemplo, dejé de escribir desde hace un par de meses en el diario Excélsior y se terminaron mis colaboraciones en las estaciones de Grupo Imagen. Una verdadera pena.

Sin embargo desde noviembre - prácticamente cuando dejé de postear - me incorporé al equipo de Proyecto 40. Gracias a una invitación de Jorge Fernández me integré, primero, como uno de sus colaboradores; luego, recibí una invitación del director, Luis Armando Melgar, y prácticamente desde mediados del mismo mes me encargo de la Jefatura de Información. En otras palabras, a mi me toca trabajar con el contenido de los cuatro noticieros que transmite el canal. Además, me he convertido en una especie de bateador emergente. Justamente este domingo - en dos horas y media - conduciré el noticiero de la noche en lugar de Leonardo Curzio que salió del país. Y durante la semana que mañana inicia, y al menos hasta el próximo viernes, estaré al frente del espacio de la mañana junto con Bibiana Belsasso.

Como se podrá imaginar, por lo demandante del trabajo tuve que dejar mis clases de periodismo en la Ibero y abandoné los sitios en internet que había creado, éste que ahora leen y por supuesto, www.enteratehoy.com.mx

Pero el blog es el blog y aquí estoy de vuelta.

Tiempo es lo que menos tengo pero hay muchas cosas que quiero compartir. A lo largo de los últimos años he tenido el privilegio de compartir con ustedes mi visión sobre los medios, y bueno, ahora estoy en una posición que me permite verlos de otra manera.

Naturalmente, un trabajo como este viene con una necesaria dosis de prudencia y discreción. Aun así hay mucho que contar. Ya me dirán si hay mucho que leer.

Aquí les dejo un fuerte abrazo.

Mario Campos