viernes, octubre 28, 2005

Sangre y las leyendas urbanas

El primer correo electrónico me llegó – como supongo que a muchos – hace menos de un mes. En el texto se advertía – con base en un supuesto reporte de la procuraduría del Distrito Federal – de la existencia de la pandilla Sangre, aquella que saldría el fin de semana a cazar a automovilistas como parte de su ritual de iniciación. Los violentos pandilleros, se anunciaba, elegirían a sus víctimas con un método muy sencillo: circularían con las luces de sus vehículos apagadas, esperando a recibir la señal de algún ingenuo ciudadano, que en ese momento se convertiría en su mortal blanco.
Mi primera reacción fue buscar más información en internet, y casi de inmediato me encontré con la misma historia, pero con un escenario diferente: la ciudad de Nuevo Laredo en Tamaulipas. Me llamó la atención que el texto era exactamente el mismo, y por eso, el amigo que me mandó el correo y yo, concluimos que la información era falsa y se trataba de una especie de leyenda urbana.
Sin embargo, las semanas pasaron y cuando descubrí la noticia en los medios de comunicación la empecé a creer. El punto cumbre fue cuando vi al vocero Presidencial, Rubén Aguilar, referirse al tema. Lo que ocurrió después fue una especie de reacción en cadena, en la que se mezclaban lo mismo comentarios de conductores y autoridades, que correos y conversaciones de mi entorno. “¡ A dónde hemos llegado!”, decía mi padre entre indignado y preocupado.
Para serles sincero, la noche del 30 de noviembre la pasé bastante mal. Por fortuna, el panorama cambió a la mañana siguiente en cuanto empecé a revisar los periódicos del día y me encontré con el titular del diario Milenio: “Alerta policiaca nacional por un chisme fantasioso”. De acuerdo a ese y a otros medios, toda la historia no era mas que una leyenda coincidente con la noche de Brujas que se celebra en los Estados Unidos.
En el transcurso de los siguientes días se confirmó esa versión. Sangre, hasta donde muestra la evidencia, no es sino la última expresión de una serie de fenómenos como el Chupacabras, uno de los casos más claros de construcción de leyendas que hayamos vivido los mexicanos en los últimos años. ¿Cómo nace una historia de este tipo? Con la misma lógica con la que nacen y se difunden los rumores.
En primer lugar, la historia requiere una dosis de verdad. ¿En este caso? El clima de inseguridad que recientemente documentó el Instituto Ciudadano de Estudios Sobre la Inseguridad. Que los habitantes del Distrito Federal vivimos con miedo no es ninguna noticia, y si a eso le sumamos el creciente peso que han tenido las pandillas, vía la imagen de la violenta Mara Salvatrucha, la historia adquiere mayor credibilidad. En segundo lugar, el mito requiere de elementos no verificables, y nada es más difícil de probar que el futuro. En ese sentido, se entiende que el correo advirtiera sobre algo próximo a ocurrir, y que por lo tanto no requería ser validado.

Naturalmente, no toda la información que circula en internet adquiere el peso de esta historia, ¿Porqué pegó entonces con tanta fuerza? Entre otras cosas, porque los medios, y las autoridades, tanto nacionales como internacionales como la Interpol, se encargaron de otorgarle un elemento clave: credibilidad. “Yo lo tomé en serio cuando lo vi en el noticiero de Carlos Loret de Mola”, me dijo una amiga. Lógico. Si lo que parecía uno más de los inventos de internet, de pronto aparece en uno de los noticieros más importantes del país, es natural pensar que algo puede tener de cierto. A eso sumémosle la relación con las autoridades, y se obtiene como resultado un sello de autenticidad.
Por último, los rumores deben contener algunos elementos que estimulen su reproducción. En este caso había dos: la “inminencia” del ataque, que tendría lugar tan pronto y tan específico como “el próximo fin de semana” (“Hoy no fío, mañana sí”). Y el carácter dramático de la información que hace que uno esté dispuesto a usar su lista de contactos – con lo odioso que eso puede resultar – con tal de salvarle la vida a uno de nuestros amigos o familiares.

No cabe duda, la leyenda de Sangre debutó en grande en los medios mexicanos, y por eso no podíamos dejarlo pasar sin dedicarle este espacio, para tratar de colocar algo de luz sobre el misterio....¡aunque eso nos pueda costar la vida!

2 comentarios:

Ricardo Cortizo dijo...

Lo que me preocupa es lo siguiente: puede ser que se esté difundiendo una nueva leyenda urbana. Puede ser que sea parte del imaginario colectivo, de la inspiración de alguna película o de un mito.

Dos escenarios:

1.
Que pasa si algún vivo utiliza ese imaginario colectivo para hacer de las suyas y generar violencia apoyado en el terror de las personas por dicho mito?

2.
Por qué desviar tanto la atención en un evento no comprobado (siquiera comprobable)? Acaso quieren ocultar algo?

Saludos

J.S. Zolliker dijo...

Faltó mencionar tambien el reporte de la interpol guatemalteca, que para mi gusto, fue el gatillo que detonó todo...