miércoles, octubre 11, 2006

La novela de Andrés Manuel (O de las elecciones en Tabasco)

Un político profesional puede tener una buena o mala imagen y vivir así. Lo que no puede tolerar es ser irrelevante y eso es lo que hoy le está pasando a Andrés Manuel López Obrador. Luego de ser protagonista en la vida política mexicana, actualmente el ex candidato presidencial se parece cada vez más a una figura marginal. Y es que el tabasqueño ahora está viviendo la parte dura de lo que antes disfrutó: el poder de los medios de comunicación en la política actual.

Mientras López Obrador fue Jefe de Gobierno contó con los recursos económicos y de valor informativo que le permitieron colocarse en las primeras planas y planos de los servicios de información; como candidato presidencial, se consolidó como un referente obligado; y así se mantuvo durante el conflicto postelectoral hasta que diversos hechos jurídicos y políticos – como el fallo del Tribunal Electoral y el fin de su plantón – le fueron restando atractivo.

Es cierto que este proceso no ha estado libre de intereses pues hemos sido testigos de cómo diversos medios han asumido posiciones editoriales en torno al ex candidato presidencial; posturas que han ido desde el retiro de un reportero fijo – como ha ocurrido con Televisa – hasta las críticas abiertas de directivos que consideran que ha llegado el momento de asumir definiciones políticas como en su momento hiciera el diario El Universal. No obstante, sería un grave error pensar que sólo por la decisión de los medios ha dejado de ser referente.

Andrés Manuel hoy no es noticia porque ha sido incapaz de adaptar su estrategia a las nuevas condiciones políticas. Miremos al Congreso, por ejemplo, para entender qué ha pasado. Mientras el tabasqueño sigue descalificando al PAN y al PRI, los diputados y senadores de su partido han votado de la mano de esos mismos personajes. Los casos más notables han sido las votaciones para aprobar el reparto de comisiones, así como las declaraciones de su diputado coordinador, Javier González Garza, que en una muestra de sensatez ha reconocido que si encuentra coincidencias con las propuestas de Felipe Calderón las avalará en la Cámara.

Pero sin duda, el golpe más duro para López Obrador proviene de su propia tierra, Tabasco, en donde se renovará la gubernatura el próximo 15 de octubre. El caso es particularmente llamativo pues es la última carta de Andrés Manuel y él lo sabe. Por ello, en un mensaje grabado por el cineasta Luis Mandoki ha dicho a sus paisanos que “si nos derrotan el 15 de octubre nuestros adversarios van a hacer toda una campaña propagandística por todo el país, vociferando que ya no represento nada ni siquiera en mi estado natal.”

Discurso que suena muy duro si miramos a las encuestas que parecen pronosticar la derrota del perredista Raúl Ojeda, a manos del priista Andrés Granier. Hasta el momento, los últimos datos disponibles de cuatro empresas encuestadoras - El Universal, Reforma, GEA y Demotécnia- apuntan a una diferencia de más de 8 puntos, cifra que pareciera encontrar eco en las últimas expresiones del PRD local y nacional que comienzan a hablar de un potencial fraude, en lo que pareciera ser una justificación anticipada de un eventual fracaso. Y de ser el caso, quizá tendríamos que mirar a López Obrador como la posible explicación del resultado.

Si bien el ex candidato tiene el mérito innegable de haber construido al PRD en la entidad, y de ser un actor muy querido según se vio el pasado 2 de julio en el que obtuvo una victoria contundente, ahora hay elementos que permiten pensar que el propio López Obrador puede ser un factor en contra. De ahí que mientras López Obrador coloca a Tabasco como la potencial nueva cuna de su movimiento de resistencia, Raúl Ojeda señala que en caso de ganar tratará en términos institucionales con el Presidente electo, Felipe Calderón, a sabiendas de que sus paisanos prefieren a un gobernador que se mueva dentro de la legalidad y no un a caudillo opositor que aleje a los recursos que administra la federación.

Agobiado por este panorama, AMLO parece que incluso ha visto alterado su talento como político y ahora peligrosamente se acerca a los argumentos de la Asamblea Popular del Pueblo de Oaxaca, la temida APPO, como para encontrar una nueva causa que lo regrese a los primeros planos y que podría ser uno de los últimos grandes capítulos en la novela del otrora “indestructible”, Andrés Manuel.

Por ahora habrá que estar atentos a lo que ocurra el próximo domingo en Tabasco, en una elección que seguramente tendrá repercusiones a nivel nacional, ya sea porque se convierta en una especie de tumba política para AMLO o porque nazca un nuevo foco de resistencia en el país. Ya veremos.

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