viernes, octubre 12, 2007

Al Gore o el día que el Oscar ganó el Nobel de la Paz

La noticia ha dado la vuelta al mundo desde hace varias horas: Al Gore, ex vicepresidente de los Estados Unidos fue galardonado con el Premio Nobel de la Paz. Con este anuncio, Gore cierra con broche de oro, sino el mejor, al menos sí uno de los mejores años de su vida. Su película - Una verdad incómoda - ha recabado más de 50 millones de dólares, su libro - con el mismo tema - ha vendido más de 850 mil copias y gracias a ese trabajo recibió un Oscar en febrero de este año.

Con esos antecedentes - y una fortuna de más de 100 millones de dólares que ya comentamos en este espacio - se consolida como uno de los hombres de nuestro tiempo. El primero, quizá, en llevar al extremo una de las preocupaciones de analistas como Pierre Bourdieu (Sobre la televisión): la influencia del campo mediático sobre el resto de la sociedad.

La advertencia apuntaba en este sentido: los medios tienen tal peso que son capaces de influir en la manera en que se desarrollan otras esferas que deberían regirse por sus propias normas. Economistas que triunfan en la televisión sin ser autoridades entre sus colegas, científicos que buscan más los reflectores - con su natural efecto en donantes - que resultados duros, psicológos que a través de la prensa difunden ciertos conceptos sin arroparlos con el contexto adecuado.

Explicación que nos permite entender porqué Al Gore ganó el Premio Nobel de la Paz. Veámoslo de otra manera, ¿sin la película ni la presencia mediática habría recibido el reconocimiento? Claro que no. De tal forma que lo que se está premiando es la capacidad para colocar un mensaje en la agenda pública del planeta. Es un premio a una estrategia de comunicación política, a la influencia del campo mediático; es un reconocimiento al dominio de la comunicación.

Una aceptación - incómoda para algunos, especialmente para quienes trabajan muy duro lejos de los reflectores- de que en este mundo si no se toma en cuenta a los medios, es muy difícil transformar al mundo. El tema por supuesto da para más, por ahora dejo aquí estas líneas para la reflexión.

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