jueves, mayo 22, 2008

Renovemos la agenda

Todos los días es lo mismo: policías asesinados, perredistas enfrentados por el control del partido y descalificaciones entre todos los políticos por la reforma energética. Tres temas que desde hace semanas ocupan las primeras planas y titulares de prácticamente todos los medios informativos en nuestro país.

Las razones para destacar estos temas son evidentes. La violencia, por más cotidiana que resulte, no puede ni debe volverse parte del paisaje. Si bien la noticia es lo inusual y los asesinatos ya no parecen serlo, el periodismo también es denuncia y por ello no puede dejar de hablar del caos por más común que resulte.

El debate por el control del PRD tampoco es un asunto menor. Se trata de uno de los tres partidos políticos más populares que existen en nuestro país. Una fuerza política con presencia clave en ambas Cámaras y la cuna de gobernantes tan importantes como el de la capital del país y entidades como Zacatecas, Michoacán, Baja California Sur y Chiapas. Es además una institución de interés público que recibe cada año cientos de millones de pesos de nuestros impuestos. Más de 400 sólo en este año no electoral. Por ello, lo que ocurra con este partido debe interesar a todos y no sólo a sus militantes o simpatizantes.

Finalmente, el debate en torno a la reforma energética es fundamental para el futuro del país. Más allá del resultado de los foros que ahora se están llevando a cabo, lo importante será qué ocurra con la propuesta presentada por el Presidente Felipe Calderón. Para algunos, es de vital importancia que su iniciativa no sea aprobada; para otros, sería muy costoso dejar pasar esta oportunidad. En cualquier caso en los que todos parecen estar de acuerdo es en que si no hacemos nada en menos de dos décadas se habrá agotado esta fuente de ingreso para el país y el panorama que enfrentarán nuestros hijos y nietos será muy oscuro.

Así que por importancia, no podemos protestar. El problema es que estos temas se han convertido prácticamente en los únicos que aparecen en la agenda. Y eso es muy grave. Lo es porque un indicador de la eficiencia de un sistema político es la capacidad que tiene para dar entrada y salida a las diversas necesidades que plantea la sociedad.

Esta visión, impulsada por el enfoque sistémico de David Easton, parte de que lo que hace el sistema es asignar soluciones a las demandas que recibe; Dominique Wolton, por su parte, considera que la función de la comunicación política es actuar como el pulmón de la democracia entendido como el espacio en el que los tres actores centrales: medios, opinión pública y clase política, plantean sus diferentes agendas. La función de pulmón, según este sociólogo francés, reside en que los temas entran y salen y ello permite que se oxigene la democracia.

Cualquiera de los dos enfoques que apliquemos a la realidad mexicana nos llevará a la conclusión de que algo anda mal cuando los debates se encuentran estancados, y el sistema político es incapaz de generar respuestas que cambien los problemas. Pasa el tiempo y ni la crisis del PRD ni la amenaza del narcotráfico parecen cambiar en un sentido positivo. En el caso de la reforma energética habría que ser quizá menos crítico pues ya hay un plazo establecido: 71 días de discusiones que darán pie a una definición sobre el tema una vez que sea resulto en el Congreso. No obstante, ya sabemos que hay voces interesadas en llevar esta indefinición al menos hasta las urnas del proceso electoral de 2009.

No se trata de señalar culpables sino de advertir sobre la parálisis que estamos viviendo. La dinámica no es responsabilidad exclusiva del gobierno federal, ni de los partidos políticos o los medios. En todo caso es responsabilidad de todos que hemos sido incapaces de abrirnos hacia nuevos horizontes.

Minimizar los asuntos actuales sería una irresponsabilidad, como también lo es ignorar por qué Dominque Wolton llama al proceso de renovación, el pulmón de la democracia. Y ya sabemos todos los que pasa cuando dejamos de respirar.

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