miércoles, agosto 06, 2008

La ola que viene

Algo se está moviendo en la escena mediática nacional. Algo que ha hecho que el Presidente Felipe Calderón rompa con la estrategia política que había mantenido desde el inicio de su gobierno a la hora de relacionarse con el Jefe de Gobierno, Marcelo Ebrard. Contra su costumbre, el Presidente se ha volcado hacia la confrontación directa, acusando, señalando. Pero ése es el efecto, no la causa.

A simple vista, la respuesta habría que atribuirla a la reacción social. A las expresiones de indignación que desde los medios de comunicación se han manifestado a raíz de la muerte de Fernando Martí, un joven de 14 años que fue secuestrado y asesinado por sus captores, y que se ha convertido en la expresión más visible de un flagelo que lleva años sometiendo a la sociedad mexicana.

El tema por si mismo es para que ocurra esta ola de protesta, de eso no hay duda. Pero en la política, y en especial en la mexicana, las cosas pocas veces suceden por casualidad. El caso es indignante pero no es el primero que ocurre. No es el primer secuestro, ni es el primer menor de edad que es víctima del crimen organizado. ¿Por qué entonces la respuesta ha sido tan distinta? No se puede descalificar la auténtica indignación de muchos periodistas, tampoco el perfil de la víctima - por su edad - ni por la importancia social y económica que tiene su familia.

No obstante, falta una pieza para entender la durísima editorial que dedicó Joaquín López Dóriga al tema en el Noticiario de su edición del pasado lunes. Se trata del espacio periodístico más importante en el país y por eso lo que ocurre ahí no puede ignorarse. Y si bien el propio López Dóriga ha dicho en varias ocasiones que el contenido de ese espacio es completamente su responsabilidad, también resulta difícil de creer que un posicionamiento de esa importancia no cuente con el visto bueno de la empresa Televisa.

Tampoco se puede entender que a partir de este caso en particular, el Presidente de la República cambie lo que hasta ahora había sido el sello de su administración en materia de comunicación política. Ni siquiera luego de los hechos del News Divine, el Gobierno Federal operó para responsabilizar de la tragedia al gobierno capitalino. Por qué ahora dice que es lamentable la falta de cooperación y hasta aprovecha para reprocharle la realización de la consulta energética cuando en su momento el Presidente optó por dejar pasar el tema en silencio. De lo que se trata, según se desprende del mensaje presidencial, es de deslindar responsabilidades como si se tratara de marcar la ruta de lo que parece venir.

¿Qué está pasando entre las organizaciones de la sociedad civil? ¿Qué está pasando entre los dueños de los medios de comunicación y la clase empresarial? Al momento de escribir estas líneas el panorama es todavía difuso; no obstante, el movimiento de los actores parece sugerir que la marcha contra la inseguridad que tuvo lugar hace cuatro años, estaría por vivir una nueva edición. Tal vez ahora la expresión sea diferente; quizá incluso todo sea una mala percepción de este analista y la llegada a los medios de la cobertura de los Juegos Olímpicos termine por convertir a esta tragedia en uno más de los actos de crueldad que quedan en el olvido de la prensa y de la mayor parte de la opinión pública.

No obstante, vale la pena advertir sobre el clima que parecería estarse configurando. Como suele ocurrir, de manera populista se empieza a hablar de la conveniencia de aplicar la pena de muerteen México, medida que poco tiene que ver con nuestros problemas en materia de seguridad. En nuestro país no se denuncian la mayoría de los delitos, y cuando se hace son muy pocas las veces que el proceso llega hasta la captura del responsable y menos todavía los casos en los que se llega a una sentencia.

Pero en el clima de hartazgo social, real pero estimulado, es posible que discursos así encuentren cabida. También es posible que la crítica por la falta de resultados - sin duda fundada - también sea aprovechada por quienes quieren desacreditar el trabajo que se ha hecho en el combate al narcotráfico. Decir que la atención al narco ha debilitado la respuesta a los otros delitos puede ser muy útil para los grupos que quieren sacar al Ejército de esta cruzada.

A río revuelto, resulta fácil confundir las expresiones de buena fe con los usos políticos y poco claros de diversos actores. Ojalá esto que se empieza a mover sirva para revisar estrategias y cambiar el peso en la agenda que recibe la otra cara de la delincuencia. Pero tengamos cuidado para que esta ola nos nos lleve a donde nosotros en realidad no queríamos ir.

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