jueves, julio 21, 2011

Torturados en horario triple A

(Artículo publicado en www.frente.com.mx)

Hace unos días los medios de comunicación – en particular uno, Milenio – volvieron a ser noticia. El motivo fue la transmisión de dos fragmentos de un video en el que unos hombres torturaban a soldados a los que golpearon hasta matarlos. Y la pregunta volvió a ser: ¿debemos los periodistas difundir ese tipo de imágenes?

Para algunos el debate está en si es una historia periodísticamente relevante o no. En ese caso los directivos de Milenio, Ciro Gómez Leyva y Carlos Marín, consideraron que sí. Que al mostrarlo en televisión ayudaban a que la población entendiera mejor lo que ocurre en el país. Desde su perspectiva – lo supongo, porque eso no lo dijeron pero suele ser el argumento de quienes transmiten este tipo de imágenes – cuando se tiene un video así hay que dejar que sea el auditorio el que lo juzgue y no que el medio censure cual si se fuera un tutor que decide qué debe ver el público.

Sin embargo, lo que muestran estudios en la materia es que muchas de esas premisas pueden ser atractivas como discurso porque parecen poner al público como adulto y al medio al servicio de la información, pero en los hechos operan exactamente al contrario. En primer lugar porque es falso que al ver una imagen así seamos capaces de procesarla racionalmente. ¿O quién puede mantener la cabeza fría mientras ve cómo matan a un hombre a martillazos?, ¿qué ser humano es capaz de ejercer la razón mientras escucha a otro decir “sácale un ojo”? Sólo leerlo es brutal, imaginen verlo.

La pregunta no es si debemos conocer el video o no, o al menos esa no debería ser la única que nos hagamos. Por ejemplo, ¿por qué había una cámara grabando? Porque una cosa es que un policía golpee a una persona y un ciudadano lo grabe - lo que haría del video una pieza testimonial de un abuso de autoridad- y otra que unas personas torturen a otra mientras otras intencionalmente lo graben todo.

Y la duda es: ¿para qué lo graban? Pues para que otros lo puedan ver. Se trata – como han explicado expertos como Mauricio Meschulam (@Maurimm) - de un acto de terrorismo. Un acto pensado para mandar mensajes y provocar terror, no a las víctimas directas de la agresión (los soldados torturados), sino a todas las personas que después verán el video. Y bajo esa lógica, ¿quién gana cuando un canal de televisión difunde ese material, así sea en bloques de 20 segundos? Fácil: los autores del crimen.

Resulta delicado, por ser mera especulación, hablar de la intención de quien lo hizo. Pero sí podemos hablar de los efectos que una noticia mostrada así – en imágenes, no en texto - puede tener en quien la ve. De entrada, puede servir para mostrar poder, exhibir al crimen organizado como una actor capaz de someter a las autoridades (representadas por las víctimas) y en ese sentido mandar un mensaje a toda la sociedad, mostrándose como si se tratara de un poder invencible. No lo es pero ésa es la señal que algunos pueden percibir.

Por otro lado, el caso puede ser empleado por quienes quieren producir sociedades atemorizadas e indignadas capaces de ceder en sus derechos con tal de detener a esos criminales, lo que en los hechos equivale a debilitar la causa de los derechos humanos. Dicho de otra forma, el estar expuesto a ese material justifica potenciales actos de brutalidad en represalia bajo la premisa de que ésos son los términos de la batalla.

No sabemos quién grabó y distribuyó esos actos, lo que les puedo afirmar es que muchos medios recibieron el material pero sólo fue Milenio quien decidió difundirlo. Es su derecho – más allá de que haya firmado el acuerdo sobre la cobertura de la violencia – decidir qué y cómo publica lo que considera noticia, pero con base en ese mismo documento es nuestra facultad como audiencias hacernos preguntas sobre si esa cobertura ayuda a la sociedad o en realidad termina sirviendo a los enemigos de la misma.

Twitter.com/mariocampos

3 comentarios:

Víctor Téllez dijo...

Me parece que este tema debe seguirse retomando. Debemos entender que todos cargamos con parte de responsabilidad de todo lo que pasa en nuestro país, incluyendo lo concerniente al narcotráfico y crimen organizado.
Los medios de comunicación deben entender la importancia de su tarea para con la sociedad.
Planteas de forma fundamental el principal cuestionamiento que debemos realizarnos como ciudadanos, pero sobre todo, el que debe plantearse todo periodista al llevar a cabo su importante tarea informativa, y en su caso, de opinión: ¿Por qué?
Un fuerte abrazo Mario.
Victor.
@vic_tellez

Fernando Arenas dijo...

Estimado Mario:

Al leer tu artículo me vienen a la mente 2 dudas, la primera es ¿dónde está la ética? Ética nos dice el diccionario que es el estudio de la moral, el deber, la felicidad y el buen vivir. Como siempre pasa, de una pregunta surgen otras ¿es moral que un medio tome le decisión de transmitir escenas de extrema violencia? ¿dónde queda el deber de cuidar los contenidos? de la felicidad y el buen vivir creo que aquí no aplica. Coincido totalmente en que el único que sale ganando aquí es el autor de semejante atrocidad, pues logra transmitir su mensaje de miedo y todo lo que conlleva.

La segunda duda es ¿qué ha hecho el gobierno a este respecto? y no hablo de censurar o amonestar al medio qeu transmitió estas escenas, hablo de investigar, de darle una explicación a la sociedad acerca de la impunidad de alguien que puede torturar, matar y posteriormente hacer difundir las escenas. Este video también nos enfrenta al fracaso del gobierno en esta guerra pero también al fracaso como sociedad, pues no hemos logrado hacer que el gobierno corrija sus estrategias y mucho menos cambiado hábitos en cuanto al consumo de drogas.

Un abrazo

Edgar D. Heredia Sánchez dijo...

El papel de los medios en la cobertura de la guerra al narcotráfico, donde el propio gobierno acuñó dicho término, luego se desdijo y hasta negó usar el término, para posteriormente retomarlo, los vaivenes en la discusión lo cosmético que resultan dichas discusiones, los ramplones promocionales del gobierno, la mala leche que señala inquisitivamente al gobierno "usurpador" en cualquiera de sus trincheras de acción, odio, anécdotas, episodios y sucesos alarmantes que son tratados con la mayor capacidad de banalización posible, medios, autoridades y sociedad han pérdiod de vista lo importante, el estrechamiento de las libertades y derechos democráticos alcanzados y hasta puestos a resguardo en favor de escenarios de seguridad y tranquilidad, el autoritarismo como opción ante la violencia, impunidad y corrupción que carcome las instituciones, habrá que ver hasta donde el espectáculo, la mediocracia no empieza ser facturada en sus excesos y su arrogancia informativa...