¡Oh sorpresa! Los panistas parece que están aprendiendo a hacer política. En la lógica priísta de la crispación calculada - que atrae reflectores por los pleitos pero todo se arregla al final - los blanquiazules han usado la renovación de su dirigencia para marcar una nueva etapa en la que buscan participar más activamente en la agenda.
Primero, con la reunión de ayer entre Espino y Marta, que sirvió para que ambos personajes crecieran en los medios. Nada mal para Espino que con todo y el caso Nahún Acosta, sigue siendo poco conocido.
Y ayer, la autonombrada pareja presidencial salió por los reflectores. Si bien ya parecen resignados a seguir la agenda de AMLO (el desafuero), en realidad, salieron con una posición más agresiva que quizá resulte positiva para su imagen. Habrá que ver las encuestas.
Nada mal el movimiento de los panistas - con todo y la etiqueta de ultraderecha que les han puesto algunos columnistas - en un momento en el que el PRI se estaba llevando toda la atención, luego de su exitosa Asamblea de la que salieron como entraron, sin los anunciados (y por algunos esperados) rompimientos.
No cabe duda que la expectativa de volver al poder es un gran estímulo para la conciliación. Si ya hasta resulta que están a favor de la reforma energética, la misma que han detenido durante cinco años.
Por cierto, ¿no pagarán ningún costo por (no) aprobar algo que ahora reconocen como necesario para el país? El no ejercicio del poder también debería de tener consecuencias. ¿O No?
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