miércoles, abril 20, 2005

Las ventajas de Benedicto XVI

Joseph Ratzinger tiene dos grandes ventajas sobre cualquier otro que hubiera quedado en su lugar: en primer lugar, es un heredero indiscutible de Juan Pablo II. Su estrecha relación es por todos conocida y nadie puede regatearle méritos para ser su sucesor; pero lo más importante, de Benedicto XVI se espera poco o nada. Identificado como un continuista, aunque sin el carisma de su antecesor, enfrenta expectativas muy bajas, lo que constituye el escenario ideal para que pueda lucirse si es que opta por moverse, aunque un poco, en un sentido distinto del que señalan desde ahora sus críticos.

Para cualquier otro, habría sido muy difícil llenar los zapatos de Juan Pablo II, y más para un obispo que viniera del Tercer Mundo, que no sólo habría tenido que lidiar con su recuerdo, sino con enormes expectativas que difícilmente habría podido cubrir. Después de este pontificado – señalado inevitablemente de transición por la edad del nuevo Papa – quizá sea más fácil abrir la puerta a nuevos liderazgos para la Iglesia Católica. (
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