jueves, septiembre 22, 2005

Sobre la muerte de Ramón Maríon Huerta

Qué se puede decir en estos casos. Por donde se le vea es una tragedia, para el Presidente Fox y para el gobierno mexicano, que perdió a dos piezas claves: el Secretario de Seguridad Pública y el Comisionado de la PFP. Si fue un accidente, lo que habría que revisar – como propone F. Bartolomé – son los protocolos de seguridad que permitieron que dos altos mandos estuvieran en la misma nave.
Si fue un atentado... Sé poco de asuntos de seguridad nacional, pero puedo entender que cuando ocurren cosas así, lo mejor es mantenerlo lejos del gran público. Las razones son muy fáciles de entender: se genera miedo, incertidumbre y se detona una espiral negativa que resulta muy difícil contener. ¿Qué se ganaría en este caso? ¿Saber que el narco tiene armamento?, ¿qué es capaz de matar a quien se le atraviesa? Ninguna novedad. Si la hipótesis del atentado ganara fuerza, sin duda sería una noticia terrible, pero tan dañino sería el hecho como las potenciales consecuencias sociales de la confirmación. Por eso, ante la información disponible y creíble, me quedo con la versión del accidente.
Por cierto, ¿porqué tienen que morir las personas para que se reconozca su trabajo? Basta revisar las columnas y notas del día para ver cómo se habla de la presión que ejerció Ramón Martín Huerta en contra de Osiel Cárdenas; las acciones en La Palma y los elogios a su honestidad. No sólo es un asunto de congruencia, sino de estrategia por el bien de todos. ¿Qué diablos ganamos torpedeando al gobierno como lo hace hoy
Julio Hernández López, que sin aportar ninguna prueba vuelve a hablar de complicidades con el narco?

Y ya que hablamos de los medios, ¿no deberían revisar cómo se han comportado durante la crisis? En este sentido vaya un reconocimiento a los editores de
El Universal que hoy se disculpan con los lectores por difundir información falsa. Al menos alguien tuvo el valor de aceptar su error, que por cierto, como lo documenta hoy José Carreño, no fueron los únicos. En fin, ya seguiremos comentando estos hechos.

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