¿Se imaginan la reacción de algunos periodistas y políticos si una descalificación similar a la de Chávez la hubiera hecho, no Bush o Cheney, sino el embajador Tony Garza? Pero en este caso no habrá voces indignadas del frente de la defensa de la soberanía, pues el ataque vino de uno de sus consentidos. Del hombre que aspira a suceder a Fidel como el símbolo del antiimperialismo. El hombre que dio un golpe militar, que emitió una ley que restringe la crítica política en los medios, y que ayer utilizó la cadena nacional para golpear al gobierno de México, en un acto de entrega de casas. (¿Se imaginan que Fox enlazara a toda la radio y la televisión para promocionar sus actos de gobierno?)
Que mezquindad la de algunos, y que poca capacidad tienen para entender que en el tablero global nosotros jugamos necesariamente, por nuestro bien, del lado de Estados Unidos, aunque a veces debamos marcar nuestras diferencias como cuando le negamos el voto en la ONU que hubiera legitimado la invasión a Irak. (¿O eso también – le pregunto a Granados Chapa - es mérito de la diplomacia priista?)
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