lunes, julio 16, 2007

Otra historia de miedo: Sismo en Japón causa una fuga radiactiva

"Fuga radioactiva", esa fue la expresión que utilizó el diario español El País, para describir uno de los efectos del sismo ocurrido en Japón hace algunas horas:


"Un reactor nuclear de Japón ha sufrido una fuga de agua con material radiactivo tras el terremoto que sacudió esta mañana el noreste del país según informan los medios locales citando a la compañía que opera la central. Hasta el momento, siete personas han muerto y más de 1000 han resultado heridas tras el seísmo de magnitud 6,8 en la escala de Richter según el último balance ofrecido por la cadena de televisión NHK. (...) De acuerdo con la cadena NHK, el agua que se ha filtrado de la central ha llegado al Mar de Japón, pero el nivel de radiactividad está por debajo de los niveles de seguridad y no plantea ningún peligro al medio ambiente."


El tema, como pueden ver en la cita sacada de la nota no es para quitar el sueño, no así el llamado en el portal del diario (El seísmo de Japón causa una fuga radiactiva), que aunque es preciso no deja de provocar alarma, al menos en este lector que no puede evitar pensar en Zygmunt Bauman y Ulrick Beck - autores que mencioné en mi más reciente columnna Vivir con miedo- y que han descrito en diferentes textos (Miedo Líquido y la Sociedad del Riesgo Global, mencionar sólo dos) el papel de los riesgos y la amenazas en nuestra sociedad postmoderna.

La nota de El País, no me cabe la menor duda, podría ser el inicio de una película o una novela: un sismo sacude a Japón y causa una fuga nuclear. El problema es que es una noticia sacada de la realidad. Por fortuna, la historia sólo llegó hasta ahí, no así la evidencia de que vivimos en un entorno de peligro.

La novedad, según explican los autores mencionados, es que a diferencia de nuestros antepasados que sólo debían temer a los fenómenos naturales, nosotros debemos precuparnos por su impacto sobre nuestras propias obras, en este caso una central nuclear, creacciones humanas capaces de magnificar el desastre.

Pido disculpas desde ahora por el mensaje apocalíptico que encierran estas líneas pero sigo pensando que debemos poner la lupa sobre el tema del miego y los riesgos; por un lado, como críticos por su creciente uso como motor de la sociedad, la política y el mercado, pero también como advertencia oportuna frente a escenarios que todos quiséramos negar, pero que ahí están. El tema me remite, por ejemplo, al calentamiento global y La Verdad Incómoda de Al Gore; motivo del siguiente post.

No hay comentarios.: