miércoles, septiembre 26, 2007

Las letras chiquitas

A estas alturas nadie puede ponerlo en duda: el país se ha puesto en marcha. El Congreso de la Unión ha sacado ya adelante una reforma fiscal, un nueva ley electoral y está en el proceso de discutir y aprobar cambios en materia judicial, así como una nueva serie de leyes que regularán medios de comunicación y telecomunicaciones.


Al mismo tiempo, luego de meses de mantener un bajo perfil el Presidente Felipe Calderón parece que ha decidido asumir un rol más importante. Apenas el pasado viernes 21 de septiembre en una reunión convocada por los editores de la revista Líderes, el Mandatario expuso – de forma improvisada - una dura crítica a las élites del país, mensaje que no pocos columnistas interpretaron como un reproche público a las presiones de diversos grupo de poder – especialmente de la Iniciativa Privada – que han reaccionado en contra de las nuevas leyes aprobadas. El discurso sirvió de antecedente al mensaje del miércoles 26 de septiembre en el que Calderón anunció que su gobierno retrasará hasta enero próximo la entrada en vigor del nuevo impuesto a la gasolina, decisión tomada en respuesta la petición de legisladores del PRI y el PAN.


Con estos hechos queda claro que estamos viviendo un proceso en el que las fuerzas políticas están por la construcción de acuerdos, al tiempo que hay una intensa competencia– casi diríamos que sana – por los méritos de las diversas acciones. Todos este movimiento puede ser positivo para el país, sin embargo, este proceso también requiere de una ciudadanía más crítica.


Hasta ahora todo parece indicar que los movimientos en términos generales han sido en el camino correcto. Es positivo que se haya liberado a los políticos de la carga de tener que buscar carretadas de recursos para pagar las campañas electorales en radio y televisión; también es digno de celebración que se haya puesto un límite al uso de los recursos públicos para fines de promoción personal de los gobernantes de los diferentes niveles de gobierno. En el mismo sentido resulta favorable la aprobación de un cambio fiscal, que vistas las reacciones de las cúpulas empresariales, pone el acento en la recaudación en aquellos sectores de la población con mayores ingresos.


El punto es que ninguno de estos logros ni de las acciones comentadas líneas arriba está libre de costos ni riesgos. La reforma electoral, por ejemplo, significó la salida anticipada de los Consejeros Electorales, lo que a los ojos de un sector de la población constituye una agresión a la autonomía del órgano responsable de conducir los procesos electorales; de igual forma, la prohibición de que los partidos políticos y los ciudadanos en general puedan contratar spots durante las campañas, puede ser la vía más corta para saturar los informativos de medios electrónicos con entrevistas pagadas; efecto similar al que podría ocurrir con gobernadores o funcionarios que de manera poco ética, intercambien convenios de publicidad institucional a cambio de coberturas favorables en los espacios informativos.


En otras palabras, las bondades de algunas iniciativas no deben impedirnos ver sus potenciales efectos negativos. Recomendación que aplica incluso a gestos que sin duda pueden ser favorables en términos de opinión pública como el anuncio presidencial en cuanto a la fecha de aplicación del impuesto a la gasolina. Retrasar la medida puede conducir si no se tiene cuidado a dos escaladas inflacionarias, la primera desde ahora solapada por la ola de miedo difundida por algunos medios electrónicos que se dieron vuelo espantando con el “gasolinazo”; y la segunda en enero, cuando formalmente entre en vigor el impuesto y se sume a los incrementos que suelen acompañar el inicio de cada año.


Son tiempos de mucha actividad y ello nos obliga a reforzar nuestra capacidad de atención y análisis. Los medios de comunicación, para colmo, atraviesan por una etapa en la que son más protagonistas y parte interesada, que meros narradores o comentaristas, situación que obliga a fortalecer nuestro papel como ciudadanos y consumidores críticos de la información. El momento así lo exige, habrá que estar atentos más que nunca a las letras chiquitas.

1 comentario:

ESPARZALDABA dijo...

Considero que la Reforma electoral, independientemente de sus aspectos positivos -como quitarle el pastel a los medios de difusión-, contiende ciertos trasfondos sospechosos... Sin duda, el dinero del erario de ser el ingreso millonario de las empresas televisoras pasa a repartirse entre los políticos "representantes del pueblo" y sus instituciones políticas.
Unos dicen que Calderón se posicionó gracias a su intervención "heróica" para posponer el "gasolinazo", sin embargo, no hay que olvidar que él y el gordo Carsterns son los artífices de la ley que aprobaron los senadores y diputados que no va a perjudicar mas que al "pueblo" que dicen defender.
Es curioso, Felipe Calderón Hinojosa, aún sin proponérselo sigue siendo factor de polarización en el país, porque después de su último mensaje a la nación para muchos quedó como un gran mentiroso.

Un saludo desde Durango.