martes, enero 03, 2006

El Subcomandante Marcos o la ausencia de una propuesta

En los últimos días he estado leyendo todas las notas sobre el EZLN con el fin de responderme una simple pregunta: ¿qué proponen los zapatistas? Y la verdad, es que por más que busco no he podido dar con una respuesta que me deje satisfecho. Hoy, por ejemplo, Luis Hernández Navarro explica en La Jornada que “La otra campaña busca respuestas que no pueden hallarse en el campo de la política formal ni de la clase política, sino en las luchas de la gente sencilla. Pretende organizar la resistencia de los de abajo para romper las vallas de la exclusión que separan a los ganadores de los perdedores en este país.” Muy bien, eso suena muy bonito pero ¿qué quiere decir? Líneas más adelante, Hernández también afirma que “La otra campaña quiere dar voz a quienes no la tienen y no la van a tener en la lógica estricta de las campañas electorales.”

¿A ustedes ya les quedó claro? A mi no y para aumentar mi confusión está el texto de
Magdalena Gómez – en el mismo diario – en el que explica que el objetivo es “romper la inercia del discurso hueco y lograr la consolidación de un programa anticapitalista que vaya acompañado de un proyecto organizativo de nuevo tipo.”

Ante mi incapacidad para encontrar contenidos concretos que vayan más de la consigna antiimperialista y neoliberal, lo único que alcanzo a ver es a una nueva puesta en escena destinada a surtir de material al negocio de la contracultura. Playeras, gorras, fondos de pantalla y toda una nueva iconografía con Marcos en motocicleta, es hasta ahora el producto más visible del nuevo zapatour.

Sin duda un producto rentable en un mundo carente de supehéroes. Es verdad que la izquierda mundial parece vivir un buen momento en materia de símbolos pues ante la pérdida de popularidad de Lula Da Silva – marcado inevitablemente por la corrupción que ha envuelto su gobierno – se mantienen las figuras de Fidel Castro (que el domingo cumplió 47 de haber llegado al poder), de Hugo Chávez, y del nuevo símbolo de la resistencia indígena-anticapitalista-de izquierda, el boliviano Evo Morales.

No obstante, por más folclor que le pongan nunca podrán igualar a un personaje encapuchado que viaja con un gallo al que llama Pingüino. Ficción pura que parece salida de un libro de Paco Ignacio Taibo II, que indudablemente vendrá a entusiasmar a más de uno como lo muestran los más de 30 reporteros que al menos hasta ayer, acompañaban al rebautizado como Delegado Zero (alias el Sup, alias el Subcomandante Marcos, alias Sebastián Guillén...cualquier semejanza con el cantante de Café Tacuba que cambia de nombre en cada disco es mera coincidencia)

El problema del zapatismo es que si no dota de contenido a su discurso no logrará ir más allá de su grupo de fans. Incluso, me atrevo a señalar que la única posibilidad real de éxito del EZLN – más allá del favorable ambiente internacional – descansa en su capacidad para convencer al ciudadano común y corriente del beneficio que tendría de apoyar a su causa. ¿Qué me ofrece a mi el zapatismo? Si la única respuesta es una imagen, entonces no pasará de ser una figura más junto a Maradona en la próxima marcha contra Bush.
No veo cómo el EZLN sea capaz de salirse de esa dinámica pero ojalá me equivoque. Por lo pronto, si alguien puede explicarme la propuesta del zapatismo, mucho se los agradeceré.

1 comentario:

Armando Rocha dijo...

Para identificar el objetivo que el delegado Zero busca con "La otra campaña", tal vez te sirva la columna Estrictamente Personal, de Raymundo Riva Palacio, hoy en El Universal: http://www2.eluniversal.com.mx/pls/impreso/web_columnas_new.detalle?var=54508