martes, febrero 28, 2006

Los medios frente al espejo

(Columna publicada en la revista Milenio)
Hace apenas unas semanas, los medios de buena parte del mundo nos anunciaban la próxima llegada de la primera gran pandemia de este siglo como consecuencia de la gripe aviar. El tema, como suele ocurrir con la prensa, fue perdiendo peso hasta que desapareció de las primeras planas para ceder su lugar a la nueva nota del momento, que en el ámbito nacional significó el desfile de las propiedades de Arturo Montiel, las grabaciones intervenidas a Kamel Nacif y la renuncia de Bernardo de la Garza a la Alianza por México, temas de evidente interés que en su momento merecieron nuestra atención.

No obstante, si revisamos el comportamiento de los medios nacionales e internacionales, apenas y podemos negar el parecido que presentan con un montón de niños jugando al futbol: todos persiguiendo simultáneamente el balón- noticia hasta que éste salta a otro punto de la cancha para indicar el nuevo destino grupal. Esta conducta, parte ya de la normalidad periodística, ha sido descrita, entre otros, por el periodista polaco Ryszard Kapuściński: “una cadena televisiva, o un periódico, no pueden permitirse carecer de la noticia que posee su rival directo. Así, todos ellos acaban observando no la vida real, sino a la competencia. Hoy en día los medios de comunicación se mueven en manadas, como rebaños de ovejas (…) Por eso, (…) leemos o escuchamos las mismas informaciones, las mismas noticias.”

La crítica no es cosa menor si pensamos que buena parte de nuestra percepción de la realidad se supone basada en lo que nos dicen los medios de comunicación. De otra forma resulta imposible entender nuestra posición en torno a temas como la guerra de Irak, asunto que resulta inaccesible para nosotros en muchos sentidos pero que se vuelve cercano gracias a la prensa, fenómeno que se repite en casos más próximos como las propias campañas por la Presidencia de la República.

La reflexión viene a cuento, sobretodo cuando vemos la distancia que a veces existe entre lo que se llama la opinión publicada – que se expresa en los medios - y la opinión publica, que retratan las encuestas. La evidencia tangible de este divorcio la podemos encontrar en las diferencias que hay entre la crítica al gobierno de Vicente Fox y los altos niveles de aprobación que mantiene en los sondeos de opinión, fenómeno similar al que vemos todos los días con la campaña de Roberto Madrazo, que por más que los columnistas políticos insisten en pintar como un naufragio, ésta se empeña en mantenerse a flote como lo han demostrado los estudios más recientes sobre las preferencias electorales.

Ante estas diferencias sólo nos queda coincidir con Jesús Timoteo Álvarez – autor de “El Poder diluido” – cuando se pregunta en dónde se informan los que nos informan. Quienes laboramos en los medios, normalmente diremos que es la propia realidad a través de las personas y los documentos, la que nos marca la pauta. La verdad, es que la mayor parte del tiempo estamos atrapados en un círculo vicioso en el que los reporteros de televisión y radio suelen seguir la pista a lo más destacado que publica la prensa escrita, la cual, paradójicamente, toma ideas de lo que se difunde a través de los medios electrónicos. A eso hay que sumar el tiempo que se dedica a monitorear la competencia y se tendrá una explicación para el origen de buena parte de lo que se difunde en los medios.

¿Cómo romper con esa dinámica? Resulta claro que no hay una respuesta sencilla – entre otras cosas porque los propios consumidores parecieran abandonar a quien se sale por completo del camino dominante - pero el sentido común nos dice que para salir de esa dinámica los medios tendrían que dedicar parte de sus recursos a diversificar sus fuentes de información y ampliar el juego a un mayor número de participantes que quizá reflejen mejor lo que está ocurriendo en eso que llamamos la realidad.

¿Están los medios mexicanos respondiendo a este reto? Que cada quien juzgue; lo cierto es que ahora como nunca, gracias a internet, la responsabilidad no queda sólo del lado de los medios pues los propios consumidores pueden armar sus propios paquetes de información con diarios nacionales, internacionales, blogs, agencias de noticias, sitios de ONG y organismos globales, entre otros recursos. Así que ya lo sabe, la próxima vez que vea las mismas noticias en todas partes habrá llegado el momento de ir a buscar información a otro lado, mientras dejamos a los medios parados frente al espejo.

Columna anterior: Carta de un consultor a Mario Marín

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