lunes, mayo 29, 2006

Refundar al PRI

Es el partido político más importante en México. Así lo avalan sus 17 gubernaturas, cientos de presidencias municipales y una sólida presencia en el Congreso de Unión y las legislaturas estatales de todo el país. Se trata del Partido Revolucionario Institucional, el PRI. El único partido en México que puede presumir de ser la primera o la segunda fuerza política en cualquier entidad, con excepción quizá del Distrito Federal.

Desde que yo recuerdo, al partido tricolor se le pronostica la muerte periódicamente. No obstante aquí sigue. Sobrevivió a la histórica derrota del 2000 y contra todos los pronósticos se mantuvo como el partido con más elecciones ganadas en los últimos seis años. Saldo digno de reconocimiento que se explica por su innegable voto duro, formado por millones de mexicanos que aún en las peores circunstancias salen a las calles el día de las votaciones a refrendar su militancia.

Gracias a esa fidelidad el PRI no sólo esta vivo sino que tiene cuadros suficientes para abastecer las filas de los otros partidos políticos. La lista de nombres ocuparía varias páginas. Basta con señalar la presencia de Diódoro Carrazco y Javier Lozano en el PAN, y de los candidatos a la Presidencia del PRD y Nueva Alianza, Andrés Manuel López Obrador y Roberto Campa, lo que nos deja – junto con Madrazo Pintado - con tres aspirantes en la boleta presidencial con militancia priista. Nada mal para un partido en decadencia.

No obstante su probada fortaleza, el PRI pasa por el peor momento de su historia. Tomemos como referencia la última encuesta publicada hace unos días en el periódico Reforma: Calderón 39%, López Obrador 35%, Roberto Madrazo 22%. Diecisiete puntos de distancia con el puntero. Si bien en otros estudios sube, no hay ninguno desde hace meses, que lo coloque siquiera en el segundo lugar. Ante este escenario han surgido, nuevamente, las voces que auguran su extinción.

Frente al escenario de la debacle –que haría ver a Francisco Labastida como el candidato que al menos quedó en segundo – la actual dirigencia del PRI parece decidida a reventar la elección. Para algunos analistas, la apuesta está en la repetición del proceso electoral, con el consecuente incremento del abstencionismo y la revaloración de las estructuras partidistas. En ese juego y según sus cálculos el PRI llevaría las de ganar. Para otros observadores la apuesta no llega tan lejos. La aspiración en realidad sería – evocando a Agustín Lara – vender caro su amor al próximo presidente, sobretodo si se llama Felipe Calderón.

En este momento yo me inclinaría por esta versión aunque también resulta endeble pues parte de una premisa equivocada: el PRI no es de Roberto Madrazo. Tampoco de Mariano Palacios. Hoy son ellos quienes representan la franquicia y así lo harán hasta el 2 de julio. Derrotados en las urnas verán desvanecerse su capital simbólico. Su voz será la del tercero, la del lejano tercer lugar. Podrán servir de coro, no hay duda. El problema es que también perderán el capital político que acompaña a sus cargos.

A partir del 3 de julio el manejo de la franquicia quedará en el aire. La dirigencia marcada por la derrota será incapaz de pactar nada y el poder regresará a quienes hoy mantienen al PRI: sus 17 gobernadores. En ese momento, cada uno en función de su agenda, determinará el futuro de su parcela. Aquellos mandatarios con varios años por delante en el cargo, pedirán que se serenen los ánimos. Dirán que el que ganó, ganó y será el tiempo de ver alianzas y presupuestos. Quienes ya van de salida quizá puedan respaldar la resistencia durante algunos días, sólo hasta que recuerden su prioridad: garantizar su sucesión a modo.

En esos días quizá nos confunda el desconcierto y se hable de la balcanización del PRI. Tal vez, durante algún tiempo, se escuche la voz de las protestas. Hasta que alguien desempolve los libros de historia. Pasado el trago amargo alguien resucitará a Plutarco Elías Calles. Recordarán que el PRI es todavía – pase lo que pase el 2 de julio – el partido político más importante en México y medirán el costo de engancharse en un conflicto postelectoral. Para Madrazo quizá ya no haya futuro. Para el partido sí.

Evaluarán los costos de la movilización como hace algunos hiciera el Partido Demócrata en Estados Unidos y reconocerán que podrían perder más con un conflicto que contamine al país que con un mal arreglo. Se impondrá el sentido común y Madrazo y los suyos estarán cada día más solos.

Al poco tiempo los gobernadores volverán a sentarse en la misma mesa. Verán que ganan más juntos que como grupos aislados y en una repetición de la historia refundarán su partido. Verán al PAN a la derecha, al PRD como lo más parecido a la izquierda y deberán reinventarse para encontrar su lugar en el país. Frente a quienes ven en el futuro inmediato a un México bipartidista, yo no apostaría en contra del pragmatismo del PRI. Al menos en esta ocasión, la historia está de su lado.

macampos@enteratehoy.com.mx www.enteratehoy.com.mx

2 comentarios:

J.S. Zolliker dijo...

Excelente análisis. Realista, aunque no guste. Un abrazo!

Manuel Gandara Samaniego dijo...

Muy interesante el blog, saludos!