jueves, mayo 05, 2011

La política de la inmersión

El mundo del espectáculo experimenta una gran transformación. Hasta ahora, así lo cuenta Frank Rose en su nuevo libro The Art of Inmmersion, los creativos – cineastas, productores, publicistas, etc. - se preocupaban por generar contenidos con historias ya hechas de principio a fin, que los espectadores consumían de manera más o menos pasiva. Pero esta dinámica, con la que todos hemos crecido, está llegando a su fin. En su lugar lo que surge en todos lados es la cultura de la participación y la co-creación.

Lo vemos, por ejemplo, en Lost, la mítica serie de televisión que con todas sus ambigüedades y cabos sueltos convirtió a los televidentes en co-escritores que semana a semana (incluyendo al final de la serie) participaban imaginando teorías, proponiendo explicaciones, debatiendo dentro y fuera de la red sobre lo que pasaba en la misteriosa Isla. Pero también lo encontramos en los generadores de universos paralelos desde la gran pantalla. Lo mismo con los sitios como wikipedia dedicados a Star Wars que a Harry Potter, que en las campañas de mercadotecnia que apuestan por involucrar a los fans, antes, durante y después de cada película con la idea de extender la experiencia más allá de 120 minutos.

El cambio inició hace algunas décadas pero se está acelerando en los últimos meses. En espacios como Tvolución – el sitio de video en vivo y bajo demanda de Televisa – ahora los seguidores de las telenovelas pueden ver cómo se hacen los castings antes de las grabaciones, y los aficionados al futbol pueden ver en línea y en tiempo real el entrenamiento de su equipo favorito.

Las historias que estaban acotadas a un lugar y un espacio se expanden; la fantasía se mezcla con la realidad y lo que era una experiencia sólo visual o auditiva se vuelve de 360 grados. Personajes de series de ficción que tienen cuentas en twitter y dialogan con los fans; consumidores que se convierten en productores y organizan las campañas de sus marcas favoritas vía concursos en youtube; adictos a series de televisión condenadas a desaparecer que se organizan en Facebook y Twitter para reclamar a las cadenas y a los patrocinadores que hagan lo que tengan que hacer para mantener vivos a sus entrañables personajes.

El fenómeno está en todas las plataformas y en mayor o menor medida ya se vive en nuestro país. Y la gran pregunta es, ¿cómo cambiará esta nueva dinámica la manera en que entendemos las cosas hasta ahora en otros planos? ¿Podemos seguir pensando en la educación como un proceso que empieza y termina en el salón de clases o que a lo mucho invade un par de horas en forma de tarea en el hogar? ¿puede el activismo político – ambientalista, pro derechos humanos o partidista – seguir siendo igual cuando las herramientas de comunicación están viviendo esta transformación?

El hilo conductor de esta revolución es el cambio en la forma en que se cuentan las historias. Ya no más una sola voz – sea un cineasta, maestro o gobernante – que decida autoritariamente cuándo y cómo empieza y termina un relato. Hoy se trata de encontrar la fórmula para que los otros – los que conocíamos como consumidores – adquieran un rol protagónico. No todos abrirán un sitio para agrupar al resto de los fans ni se convertirán en voceros a través de youtube, pero hay que crear las condiciones para que aquél que quiera hacerlo encuentre las herramientas y sobre todo los mensajes adecuados para poderlos comunicar.

Veremos quién entiende el tamaño y el sentido del cambio y lo aplica en beneficio de la sociedad.

Twitter.com/mariocampos

1 comentario:

Edgar D. Heredia Sánchez dijo...

La interacción entre los creadores y los consumidores de contenidos resulta también de una sociedad menos ingenua, que demanda contenidos "reales" un ejemplo de ello es el cine de superhéroes, donde batman lleva las de ganar sobre el boyscout de los superhéroes, superman, el proyecto de Nolan de un batman atormentado, realista que usa la tecnología y su inteligencia para combatir el crimen, las dosis de fantasia se ven reducidas a favor de mundos caóticos, conflictivos y donde la salvación depende de creer en uno mismo y actuar en conjunto, trabajar en equipo, por el contrario el hombre que vuela, invulnerable con gran cantidad de superhabilidades va en picada, dado la cancelación también de imaginación y sueños de superpoderes, los conflictos y tormentas internas de los personajes van ganando terreno, así mismo las campañas virales donde los fanáticos buscan ser parte de tal proyecto cobran fuerza con dinámicas internacionales y via la internet que permite acceder a ventanas de ¿colaboración? de dichos proyectos, hasta donde se somete a la tiranía del espectador al creador? recordar el caso de arthur conan doyle, escritor inglés que tenía como gran pasión ser historiador, pero que para subsistir creo un personaje icónico de las novelas de misterio Sherlock Holmes, personaje que aborrecía el escritor tanto que lo tuvo que matar, pero por demanda de los lectores del periódico donde cotidianamente aparecía exigió la resurreción del pérsonaje y debido a presiones editoriales el creador tuvo que ceder...